Posteado por: Javier | noviembre 8, 2012

Elecciones USA: una nueva era

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Finalmente no se dio ninguna de las condiciones de la pirueta electoral que necesitaba Romeny para alzarse con la victoria. Tendremos otros cuatro años de presidencia de Obama.

Para empezar bueno es hacer un llamamiento a la calma, ya pasadas las votaciones: Obama me parece un muy mal presidente (aparte de un crispador que ha llevado EEUU a una fractura social nunca vista antes y un especialista en el estilo político más bajo… pese a que la mala fama y la mala prensa la tengan los republicanos, sobre todo en Europa) y alguien que va a dejar unos EEUU casi irreconocibles en muchos aspectos. Pero, cuidado, no es el apocalipsis ni el derrumbamiento de los pilares de la tierra, puesto que a los useños les quedan muchos años de ser la primera potencia mundial sin discusiones. Ni «Europa» (me entra la risa casi de pensar en la supuesta posibilidad), ni China, ni Rusia, ni ningún otro país o conglomerado de países puede competir hoy día con ellos, ni económica, ni tecnológica ni militarmente.

Algo que siempre me ha resultado curioso es la comparación y el paralelismo que tan simplonamente se traza entre la política en Europa y la de los EEUU. Más aún la identificación que se suele hacer en España: PSOE-demócratas frente a PP-republicanos, así como el jolgorio y la fruición que suele embargar a la progresía de la patria cada vez que un demócrata accede a la presidencia, como si hubiera ganado uno «de los suyos». Bien es verdad que la derecha en España suele reproducir casi simiescamente (ampliados y empeorados) los peores vicios en que incurre parte de la derecha norteamericana y que Obama, en cualquier caso, es lo más escorado a la izquierda que pueda haber pasado por la Casa Blanca. Pero, claro, en general, ni la derecha useña desprende tanta caspa como la española (tienen sus «cositas» como la Ann Coulter o las Palins, pero no tienen, por ejemplo, una Intereconomía ni a cutres como el Camps o la Rita Barberá) y Obama estaría «a la izquierda» teniendo siempre en cuenta lo que sería «estar escorado a la izquierda» allende el Atlántico. Puesto que si comparamos: ¿es más «socialista» en temas como la economía y los impuestos Obama que el PP? ¡No! «¡Ah, pero es que Obama apoya el matrimonio homosexual y el aborto!» Toma… y muchos en el PP apoyan el matrimonio homosexual y el aborto también. Es más, tras la reciente sentencia del Tribunal Constitucional, ahora el PP ha dado el visto bueno a las bodas gays. ¿Es más «progresista» Obama que el PP en esto? Desde luego que no.

Obama, pese a que no preste mucha atención a Europa (si acaso lo que le preocupa es que la caída económica de la UE y el euro afecte de rebote a su país), pues su atención la tiene puesta sobre todo en Asia y un poco en el resto de las Américas, en lo que sí sería algo más «izquierdista» o «socialista» (siempre entre comillas estos términos) es en su idea de acercar un poquito EEUU a lo que sería una especie de socialdemocracia a la europea. Obama es alguien a quien no entusiasma demasiado la idea del excepcionalismo americano, quiere que EEUU sea «un país normal». Tan «normal» como los europeos. Lo que olvida es que la «normalidad» de Europa llegó, tras la II Guerra Mundial, llegó por la excepcionalidad de América: los millones de dólares del Plan Marshall, el estacionamiento de 300.000 soldados en suelo europeo defendiendo a las democracias occidentales durante la Guerra Fría, asumiendo en solitario el coste de una estrategia y una infraestructura nuclear y convencional que contuviese al bloque soviético, etc. ¿Quién pagaría la «normalidad» de EEUU para que llegase a ser como la de Europa? Nadie. Encima, dificilmente va a poder ser un manirroto de primera categoría con un Congreso controlado por los republicanos.

En cuanto a la política exterior y Obama, no me voy a repetir en todo lo que he dicho ya en otras entradas pues sería reiterativo. Sin embargo, varios apuntes que ilustran la tontería de comparar a Obama con la izquierda de aquí. Recordemos la alegría que causó la llegada de Obama a la presidencia con el «¡Mira, qué bien, Obama va a cerrar Guantánamo!»… pues Obama no ha cerrado Guantánamo. Tampoco ha derogado la Patriot Act. Quién sabe si, una vez pasadas las elecciones, esté pensando en un golpe a Irán. Lo más llamativo de estos años ha sido la eliminación de Osama Bin Laden. Pero es que EEUU sigue teniendo en su lista a unos 50 jefes terroristas para eliminarlos en cuanto se presente la oportunidad mediante la utilización de aviones no tripulados, los drones, o de comandos similares al que fulminó a Osama. Entre ellos destacan Ayman Al Zauahiri, un médico egipcio, cofundador de la Yihad Islámica y cabeza de Al Qaeda tras la muerte de Bin Laden y el mulá Mohamed Omar, un ex-alto miembro del régimen afgano de los talibán, también buscado a muerte por los norteamericanos. EEUU decidió en 2010 limitar y desmantelar paulatinamente el despliegue militar de la época Bush, para optar por la localización de las guaridas de los iconos del terrorismo islamista y su muerte ante la mínima resistencia que presenten. Si Bush hace todo eso: un fascista, un belicista, un peligrosísimo loco neocon tejano que nos lleva a la III Guerra Mundial y todo lo que se les ocurra. Si lo hace Obama… Premio Nóbel de la Paz.

Y ahora el tirón de orejas a los republicanos, puesto que necesitan urgentemente una reflexión.

Aparte de alejarse de los palinismos y los ronpaulerismos populistas y alocados, deben entender que los EEUU no son lo que eran hace treinta años, cuando Reagan llegó a la Casa Blanca. No se trata de renunciar a los principios, no es eso (para camaleónico y oportunista, el Partido Demócrata, que en cuestión de décadas ha pasado de ser el partido de los negreros sureños, el partido de las tres eses, «slavery, secession, segregation», al adalid de las minorías raciales). Es más, hacen falta más principios de siempre, más Hamilton, más Lincoln, más Teddy Roosevelt y más Reagan, y menos sofismas libertarianos. Pero los republicanos deben entender que con la actual composición de la población de EEUU y el sistema electoral difícilmente van a volver a pisar la Casa Blanca si no cambian ciertas estrategias.

Vamos a ver, Romney no ha estado tan mal. Y es que el resultado no ha sido malo del todo: pese a la diferencia en votos electorales (332 para Obama por 206 para Romeny), en voto popular no ha sido tanta, 60 millones para Obama y algo más de 57 para Romney. Territorialmente, EEUU es mayoritariamente rojo republicano. Pero las zonas más densamente pobladas, las que de verdad son un granero de votos electorales, son claramente demócratas. Por ahí ha perdido las elecciones Romney.

Ya digo que no está mal en general el resultado. Tanto es así que Romney hubiera ganado las elecciones… si todavía América fuera una América mayoritariamente blanca y protestante, un país WASP.

El error ha sido sobre todo de enfoque: los republicanos han menospreciado el voto negro y latino, considerando que casi todos eran votos seguros para Obama, dando por hecho que aglutinar todo el voto blanco les podía llevar a la victoria. Solo se ha salido de la norma el intentar mantener el voto cubano-americano, que no les ha valido para ganar una Florida cada vez más poblada por puertorriqueños escorados al Partido Demócrata. Es decir, han pretendido ganar en base solo al voto WASP, sin caer en la cuenta de que ya no es suficiente. Las zonas más «WASP» de los EEUU no son las más pobladas ni los estados que dan, al final, más votos electorales a un candidato a Presidente.

Allá por el siglo XX, y hasta los 80, EEUU era un país de blancos y protestantes, fuera su origen anglosajón, nórdico o germánico, y, aparte de los negros, con pequeñas minorías de inmigrantes irlandeses, italianos, griegos y puertorriqueños. Esta América es la que ha votado sin pestañear a Romney: Tennessee, Alabama, Texas, las dos Dakotas, Georgia, Montana o Virginia. Los estados más «blancos, anglosajones y protestantes» que quedan en EEUU.

Hoy ya no es así. De hecho, el último Presidente estadounidense aupado por la América WASP fue Ronald Reagan, a quien podríamos considerar casi «el último Presidente blanco». Pero esto no es así hoy día, sobre todo en el caso de los hispanos: son ya más de 50 millones, o sea, el 16,3% de la población, según el censo de 2010. Y cada vez están más implicados en la política: en estas elecciones, el porcentaje de hispanos registrados para votar ha estado en todos sitios entre el 50 y el 90%, y en algunos lugares incluso supera al de votantes blancos registrados. ¿Cómo van a ganar en esos sitios los republicanos si entregan gratuitamente esos votos a los demócratas? Se estima que posiblemente hasta un 76% de los latinos han votado a Obama.

No basta con que los republicanos promocionen a buenos políticos como Marco Rubio. Se trata (aparte de evitar la demagogia gratuita con la cuestión migratoria) de superar la propaganda que tan bien han hecho los demócratas y mostrar a los hispanos que las ideas conservadoras también van con ellos. Tan difícil no es. Es gente a las que benefician las políticas de creación de oportunidades para todos (en lugar de la humillación de vivir de un subsidio), y, encima, algunos de ellos proceden de países donde han sufrido la calamidad de la pobreza del socialismo. Y no hay que renunciar a ningún valor: Reagan, gracias al eficaz trabajo de Lionel Sosa, obtuvo en torno a un 40% de apoyo entre los latinos. Bush jr. también consiguió un nada despreciable tirón entre los latinos.

¿Qué decir de los negros? Tradicionalmente han sido muy conservadores. El Partido Republicano es el partido que lucho contra la esclavitud, la secesión sureña y la segregación. Republicanos fueron el primer senador negro (Edward Brooke) y el primer gobernador negro (Douglas Wilder). Sin embargo, desde hace unos cuarenta años, los demócratas han sabido muy bien llevarlos a su redil.

Pero, ¿qué ha hecho Obama por los negros? Nada. Económicamente, Obama ha sido un desastre para todos los hogares americanos, pero sobre todo para los hogares negros. En los últimos tres años, el ingreso medio de los hogares negros ha caído un 11%, más del doble de lo que lo ha hecho el de los blancos, un 5%. El paro también ha subido más entre los negros. También han empeorado sus problemas de pobreza, criminalidad y fracaso escolar. Ni siquiera la política sanitaria obamita les beneficia, pues, o se van a ver abocados normalmente al Medicaid, al estar muchísimos en desempleo por el encarecimiento de la contratación laboral (al estar obligadas las empresas con 50 o más empleados de asegurar a sus trabajadores, tras la reforma sanitaria). Desafortunadamente, a muchos solo el hecho de que Obama sea negro (o mulato) les ha llevado a votarle, sin otras consideraciones.

A ellos es aplicable lo mismo que a los hispanos: lo que necesitan no es más subsidios, ni más cuotas en las universidades ni más chorreo de dinero público, ni más «derechos» artificiales, sino más empleo y más oportunidades, y dejar de ser las mascotas del progresismo (como dijo Thomas Sowell). Hay que mostrarles los beneficios de la libertad y el daño que les han hecho las políticas progres y bienpensantes. Como dijo en 1995 Walter Williams: “Cuando los negros despertemos y nos demos cuenta de lo que la izquierda nos ha hecho, la actual revolución republicana va a parecer un happening de los boys scouts”. Así sea.

O los republicanos despiertan y empiezan a defender sus valores también entre estos grupos, o se van a ver años y años fuera de la Casa Blanca.


Respuestas

  1. Con mucha diferencia, es el mejor análisis post elecciones que he leído en la blogesfera. Lo enlazaré en ERD y FB. Felicitaciones.

  2. El voto hispano, el voto hispano.

    Más Ted Cruz y Marco Rubio, o guiños como los de George W. Bush presumiendo de nietos ( a lo «Jordan Benedict» en la última escena de «Gigante» ).

    Hay que asumir a Samuel P. Huntington y sacar de una vez consecuencias.

  3. Mike, muchísimas gracias por la republicación.

    Moli:

    No he terminado de entender totalmente la alusión a Samuel Huntington, pues alguno de los argumentos que él usaba sobre el tema hispano en EEUU me parecen un poco falaces, con una cierta obsesión «anti-hispana». Para empezar habla de que son un grupo que rechaza los «valores angloprotestantes», como si un hispano no pudiera ser protestante (la eterna confusión de protestante con anglosajón, otra cosa es que por circunstancias históricas en este mundo es donde se haya desarrollado más) y afirmaba que EEUU podía convertirse en un país lingüísticamente partido en dos (cuando los hispanos que nacen en EEUU suelen hablar más habitualmente el inglés que el español, que lo usan fundamentalmente entre sus familias). Y, en todo caso, si hay americanos de origen extranjero que siguen esas pautas no es exclusivo de los hispanos, también se da en griegos, italianos, irlandeses, etc. y, sin embargo, no dice Huntington que el país esté dividido con ellos.

    Lo cierto es que los republicanos deben ser serios en el tema migratorio, sí, pero también abandonar demagogias como que todos los hispanos son unos vagos o que todos viven de ayudas sociales, cuando eso no es cierto, si vas de castigador luego no puedes decir «aayyyyy, es que han votado a Obama!». Es una población que tiene sus orígenes en sociedades muy conservadoras (desde luego, por ejemplo, muchos más blancos apoyan temas como el aborto o el matrimonio gay que hispanos o negros) y para los republicanos descartarlos es como pegarse un tiro en el pie.

  4. Esto último que usted ha escrito es puro Huntington.

    Huntington nunca se posiciona a favor o en contra, eso lo hacen los que con apenas leerle ya le interpretan.

    Huntington intenta llamarnos la atención sobre una realidad potencial, y nos pide que saquemos consecuencias.

    ¡ Pues consecuencias es lo que en el Partido Republicano tienen que sacar !

    ¡ O expulsan a todos los hispanos de los EE.UU., o empiezan a incluirlos en sus estadísticas !

    El seguir considerando su presencia como algo virtual y no real ha decantado el resultado en Colorado, Virginia, …

    Otro asunto :

    En mi anterior comentario, donde digo George W. Bush quiero decir George H. W. Bush, es a la descendencia de Jeb Bush a la que yo me refiero y a aquellos guiños de Geogre Bush «padre» al respecto.

  5. […] Recomiendo su lectura aquí … […]


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