Posteado por: Javier | agosto 7, 2017

¿No es éste el hijo de José?

Buenos días, me place compartir hoy este discurso-sermón publicado en Liberalismo Democrático, basado en la Biblia, Palabra de Dios y el libro más revolucionario de la historia. Fuego espiritual para estos calores del verano.

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El pasado domingo, como es de costumbre para mí, estaba leyendo la Biblia y analizando los problemas contemporáneos con el fin de condenarlos, obviamente y luego ofrecer soluciones pero no encontraba palabra adecuada. Empecé a rebuscar en la Biblia y dije “Señor, necesito una palabra para mí, para alimentarme”. Seguí leyendo los textos y un versículo me saltó a la vista –Lucas 4:22: “¿No es éste el hijo dee José”? Dije “ah, me parece bien, OK. ¿Qué importa el texto?” Seguí leyendo. Poned las cosas en contexto, estimados lectores, para ver qué ha pasado aquí. Jesús ha aparecido dentro de la sinagoga a los “religiosos” para retarles: les retó en su ritualismo, les retó en su religionismo, en sus credos, en su fe, sus doctrinas e ideas – ¡DIOS NO ESTABA RETANDO AL MUNDO, SINO A LOS “RELIGIOSOS” en ese contexto y momento. Repito: No está retando al mundo, no a los adúlteros, no a los pecadores, no a los puteros ni a las putas, NO NO NO — ¡Reta a los “religiosos!” Si eres un emancipador y estás preparándote para LIBERAR, tienes que empezar por los que más están oprimidos y empieza con los payasos religiosos, con los mojigatos, los que se creen más santos que nadie, ¡la aristocracia del Reino! Los religiosos se aterran cuando su fe se pone a prueba en un momento inesperado. Nos encanta hablar de la historia, nos encanta hablar del destino, pero odiamos el presente. ¿Quién no ha visto esto entre no pocos católico romanos en España y otros países latinos donde se habla mucho de “respetar al Papa” pero ¡ay! si les dices que son unos sucios pecadores te piden la cabeza! Hablan mucho de lo que fue, o de lo que podría ser y será pero VIVEN EN EL INFIERNO ahora mismo. Por eso se INDIGNARON señores. Los religiosos montaron en cólera. Fijaos lo que dice el texto — Lucas 4:28-29: “Entonces todos en la sinagoga fueron llenos de ira, oyendo estas cosas; Y levantándose, le echaron fuera de la ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual la ciudad de ellos estaba edificada, para despeñarle.” ¡Le echaron fuera de la ciudad! Así han funcionado siempre los religiosos, los del montón, los borregos. Se indignan, se ofenden, se molestan cuando se les dice verdades como puños.

A los papistas y otros religiosos (externamente) les encanta la historia de la Biblia, pero detestan cualquier aplicación en su vida cotidiana. Ohh sí, como les gusta el morbo de las catedrales romanas, de las pinturas de Miguelangelo, el Mesías de Handel, lo adoran…toda la idolatría papal les pone caliente – el crucifijo, las estatuas, el “sentirse bien” de sí mismos, el incienso en sus misas paganas y ojo que no solo digo de los católicos, que aquí nadie se salva de la quema. No pocos protestantes optan por colaborar en esa infamia y hasta llegan al extremo de decir que la Iglesia Católica es igual de cristiana que cualquier otra. O deciden autónomamente, en su chulería arrogante, que no pasa nada si se emborrachan o si escuchan música no recomendable o si fuman marijuana…y hasta te llegan a decir cosas como “Jesús tenía el pelo largo”. BAZOFIA.

Pero YO necesito un Dios que hable conmigo HOY. Volviendo al tema, no pude seguir leyendo mucho más. ¡Qué barbaridad, no? Dios me dijo “el sermón se ha acabado, cierra ya la Biblia”. “Puede retirarse, la clase ha terminado”. La Biblia dice, en Lucas 4:32 que “se maravillaban de su doctrina”. El poder de su palabra, la profundidad de su palabra, la excelencia de su palabra…estaban en un estado de shock. Cristo había hecho algo excepcional: trajo la Palabra de Dios a una escena CONTEMPORÁNEA en vez de ritualista y religiosa. Pero cuidadito: se maravillaron, pero maravillarse no es creer. Tú puedes estar impresionado y no cambiar como persona. Puedes estar inspirado pero no movido, los pelos se te pueden poner de punta, te puedes emocionar — ¿quién no ha visto a gente llorar en las misas o en pseudoiglesias y luego minutos después salir al parking y pitarte o decir palabrotas como si Dios no existiera para ellos? La razón es porque no hacen como él y dicen, ¿no es éste el hijo de José?

Señores, hay que definitivamente despreciar a las masas que deciden ENCARCELARTE en una caja para que tú seas como ellos quieren que seas o como ellos entienden que tú debes ser. Dios mío hoy sí que voy a predicar, lo siento si no te gusta y si no te gusta, ya sabes…puerta. Estoy sudando ahora mismo, de hecho, el teclado está haciendo un estruendo pero hay cosas que tengo que decir. La gente no para de arrastrarte hacia atrás, arrastrarte dentro de lo que ellos ven en ti.

Cada vez que quieres hacer algo importante o excepcional, siempre tiene que salir un puto perdedor de turno, un odiador, un “hater”, un negativo, un cínico, un enano mental y moral, un rumor, un cotilla, un libegal en España sobre todo, que dice “ayy no le hagas caso, yo le conocí cuando ÉL ERA”…Típico de por ejemplo lo que los libegales en España hacen conmigo con la intención fallida de desacreditarme — “ayy pero yo recuerdo cuando Alfredito escribió un artículo tal o cual”…siempre viviendo en el pasado de una persona y así opera un perdedor.

¿No es éste el hijo de José? Dios mio, apiádate de ellos.

Si no respondemos a esta pregunta, nunca haremos nada excepcional. ¿De quién eres hijo/a tú? Porque tú no tienes por qué ser como tu papi.

¿No es éste el hijo de José? Pues para decir la verdad, NO. ¿Amén? ¿O qué pasa? No era el hijo de José. ¡Resulta que era hijo único de DIOS! Pero José era el padre que veían y lo definieron por lo que vieron preguntándose ¿no es éste el hijo de José? Así lo intentaron encarcelar en sus percepciones retorcidas.

¿Qué están diciendo sobre ti que te está intimidando o frenando? ¿Estarás limitado por cómo otros te definan? ¿Vas a perder años de tu vida para llevar el estílo de vida que ellos exijan de ti? ¿O tienes el coraje para romper el molde? Este sermón hoy no es para el “status quo”. No es para religiosos, ni para conservadores ni ritualistas paganos. Esto es hoy para los que quieren darse a la fuga de la cárcel. Los que no van a esperar a ser liberados, los que van a escaparse de la mazmorra de la mediocridad y meterse en el reino del excepcionalismo. Este es tu momento: ahora o NUNCA porque si no lo haces ya no lo harás nunca. Tú tienes que decidir en este momento si serás el hijo/a de José o si vas a ser otra cosa y la pregunta es ¿quién te crees que soy? ¿Y tu respuesta cual debe ser a esos perdedores? YO NO SOY LO QUE TÚ PIENSAS QUE SOY. ¿Cómo te atreves a definirme por tu entendimiento? YO NO SOY LO QUE TÚ DICES QUE SOY…¿no es éste el hijo de José? José me crió, pero NO ESTOY ATRAPADO en el sitio de dónde vengo. ¿Amén? No estoy atado por quienes me criaron. Estuve en eso, pero no soy de eso.

Siempre hay un conflicto entre lo excepcional y lo mediocre, lo del montón. Cada vez que surge gente excepcional convive en medio de gente ordinaria y del montón, siempre habrá conflicto. NO TE LLEVES BIEN CON PERSONAS ordinarias que piensan normalito cuando tú sabes que Dios te hizo para ser excepcional, para pensar de otra manera. No razones con ellos, no discutas, hablamos dos idiomas distintos: ellos hablan mediocre, nosotros excepcional.

Así se fundó la patria de Estados Unidos: por hombres excepcionales que dijeron NO SOMOS HIJOS DE NUESTRO PASADO. Es más, odiamos la tiranía europea. Detestamos el absolutismo papista y la tiranía de la Iglesia de Inglaterra. No queremos nada con Europa…¿no somos hijos de ingleses? ¡NO! Somos ante todo, AMERICANOS y descendientes de los perseguidos puritanos. Por eso EEUU es un país para gente diferente: aquí no hay patrones, aquí nadie tiene que comer lo que come el vecino, nadie tiene que vestirse “normal” porque no hay patrones culturales ortodoxos como en Europa. Aquí cada hombre tiene su concepto de fe, su trozo de tierra, su casona (hablo de la América profunda) y no hay reyes ni la gente es prisionera de su pasado como sí ocurre en Europa.

¿Cuántos Bill Gates tiene Europa? ¿Cuantos Malcolm X? ¿Cuántos Martin Luther King? ¿Cuantos Presidentes de orígen no blanco o inmigrante?

Continuemos con el tema del excepcionalismo. Existe una doctrina que se llama “American Exceptionalism”. Ojo, es un concepto laico. Un pueblo, o un país, o una raza, etc que haya sido dotada con cierto nivel de creatividad, diferencias o poder a pesar del ámbito desde donde aparecieron…entran en la definición de “excepcional”. OJO – el ser excepcional no significa necesariamente ser superior. No es arrogante, no es “soy mejor que los demás”. Simplemente, NO NOS DEJAMOS SER ENCARCELADOS POR LOS PARÁMETROS DE NUESTROS COMPAÑEROS. No hace falta ser arrogante para ser excepcional. No nos dejamos definir por nuestros orígenes o ámbitos ni sobre cómo tú me conociste ni mi pasado, el excepcionalismo es aquello de “me crié en la casa de José pero no soy su hijo”…en la historia americana es así. El excepcionalismo americano se niega a ser “otro país” del montón. El excepcionalismo es de origen puritano y no tuvo jamás la intención de ser una doctrina de “superioridad” pero más bien en un mundo que se mueve a caballo, nosotros tendremos trenes. Construiremos railes y tecnología excepcional. Por eso durante 300 años América pudo forjarse en lo que es y gran parte de lo que tú llamas normal en realidad fueron cosas excepcionales en su día y producidos en América. Incluso, el ser excepcional puede a veces ser inferior: EEUU es el único país del mundo desarrollado que no tiene sanidad garantizada para todos sus ciudadanos pero este pueblo en MAYORIA de momento lo quiere así.

El excepcionalismo es el engendro de la creatividad, no seré encarcelado por los pensamientos de la mayoría que me rodea. No soy el hijo de José, no voy a vivir con las bajas expectativas que tú tienes sobre mí. Sí haré cosas que JAMÁS se han hecho antes. Saldré de la caja, saldré de la Iglesia Católica Romana y de la Iglesia de Inglaterra, liberaré a los esclavos, mandaremos hombres a la luna, diremos “véte al infierno” a la Unión Europea, diremos SÍ a la soberanía, no viviré mi vida como mi madre, iré más lejos que mis ancestros…porque yo no seré limitado a la casa donde nací.

Oye, Cristo, ¿y cómo tú has hablado así? ¡Tu padre es un carpintero! ¡Quédate en tu sitio! Sé como tus hermanos, como tu familia, ¡como los de tus orígenes! ¡Actúa como tus parientes! ¡Vive como los de tu barrio! ¿Qué haces tú conduciendo ese tipo de coche? ¿Ehh?? ¿Tú vas a estudiar?? ¿No eres el hijo de José? ¿Cómo te atreves a abrir tu propia empresa? Quédate en tu sitio, eres el hijo de José. Tú debes estar martilleando, metiendo clavos…¡quédate en tu sitio! Yo sé de dónde vienes, de dónde saliste, ¿no es éste el hijo de José? Sólo tú puedes contestar eso. ¿Serás normalito? ¿Serás del montón, del grupo? ¿De los que optaron por el sistema métrico y la Unión Europea porque “todo el mundo lo hace”? ¿O serás excepcional? NO SUPERIOR, insisto, solo excepcional.

Pues yo creo que aquí en Liberalismo Democrático hay gente muy excepcional. Estoy contento con la mayoría de los lectores y a pesar de que siempre surgen payasos que solo vienen a intentar insultar o destruir lo que aquí hacemos, yo me río de ellos. Son gente muy solitaria y lejos de ser excepcionales, son más bien malditos. Malditos perdedores, malditos frustrados.

Quiero que seais excepcionales — valientes, tenaces, radicales…en defensa de la libertad, de la democracia y estado social, de los trabajadores, de la SOBERANÍA DE LAS PATRIAS y romper las cadenas, como decía Rousseau.

No me quedaré en mi sitio. No seré carpintero. No seré como mis ancestros muertos para ser como tú quieres que sea. YO SOY EXCEPCIONAL, un INFRACTOR, un PIONERO, un patriota, un terrateniente con sentido de la justicia, la soberanía y la igualdad…yo soy yo, y solo respondo ante Dios y la Historia será, parafraseando a Fidel Castro, la que me ponga en el sitio que me corresponda. Soy excepcionalmente depravado, pero prefiero ser eso antes que un borrego del montón, antes que un europeísta, antes que un libertariano, antes que un libegal, o un religioso ritualista de la masa, en camino al infierno tanto terrenal como espiritual.

Muchas gracias por leer compañeros.

 

Posteado por: Javier | julio 4, 2017

Feliz 4 de Julio

Hoy, 4 de Julio, se celebra en EEUU el Día de la Independencia, el día en que las 13 colonias declararon formalmente su independencia de Gran Bretaña. En verdad, esa decisión fue tomada el 2 de julio de 1776, en una votación por el Congreso Continental, aunque el 4 de julio es el día en que el Congreso emitió la Declaración de Independencia, la que fue tanto un documento de la política exterior como una declaración de los principios que iban a regir tanto la ruptura de las colonias americanas con la metrópoli como su futura forma de gobierno.

Como era obvio, tanto para los Fundadores, como para las monarquías absolutistas y despotismos que gobernaban en aquella época a la mayor parte del resto de la humanidad, el contenido en la Declaración Americana de Independencia de principios como el que todos los hombres hubiesen sido creados libres e iguales por Dios fue algo revolucionario, no sólo para una pequeña porción del continente de América del Norte, sino también para el resto del mundo. Los EEUU, al principio débiles en relación con las otras grandes potencias del mundo, fijaron una forma de gobierno cuya legitimidad descansaba de manera explícita en las demandas de la naturaleza humana y no en la sangre, la tierra, el idioma, la religión o la tradición antigua. Los Padres Fundadores de la república americana eran ingleses, protestantes, en su mayoría de origen puritano-presbiteriano, que consiguieron sus libertades políticas gracias a una rebelión contra los ideales represores y absolutistas que imperaban en aquellos tiempos por toda Europa. Desde entonces, EEUU siempre se ha guiado por este gran ideal protestante y liberal: “No habrá paz para los malvados”.

Esta es la verdadera raíz del excepcionalismo americano y el por qué se celebra el Día de la Independencia el 4 de julio en lugar de 2 de julio. Es el credo, los principios de la Declaración, lo que definen los EEUU, y no tanto su exitosa ruptura del dominio británico.

Como George Washington dijo en su Primer Discurso Inaugural: “Mantener encendido el fuego sagrado de la libertad y velar por el destino del modelo republicano de gobierno están justamente considerados como profunda y quizá definitivamente en juego en el experimento confiado al pueblo americano”.

El ex presidente americano Obama tuvo, sin duda, razón cuando dijo en 2009 que otras naciones creen en su propio “excepcionalismo”, como los griegos, por ejemplo, sin duda, “creen en el excepcionalismo griego” igual que los estadounidenses creen en el excepcionalismo estadounidense. Pero la cuestión es que esto es confundir la “excepcionalidad” con el “nacionalismo” y pasar por alto cuán revolucionario y transformador fue y ha sido del experimento americano para la libertad y el gobierno representativo. América nunca ha sido ni será una “nación” basada en lazos de sangre, como ocurre en Europa, sino más bien una federación, una patria constitucional basada en ideales y actitudes en común, en la que cabe todo aquel que llegue con el objetivo de ser libre, prosperar y tener un mundo donde tiranos y terroristas criminales no campen a sus anchas ni queden impunes. No es de extrañar que todos sus enemigos, entre los que se cuentan algunos de los pobladores más deleznables y repugnantes del planeta, tengan tanto odio y envidia.

Sin duda, sin la teología protestante calvinista y reformada ni siquiera hablaríamos hoy día del nacimiento de EEUU. Juan Calvino es alguien que tuvo errores en su forma de proceder en algunos asuntos (por ejemplo, en su época en Ginebra existía una especie de “policía” que se ocupaba de vigilar que todo el mundo hubiera ido el domingo por la mañana al culto en la iglesia; lo digo porque no hay que idealizar a los personajes históricos como si fueran perfectos y hay que verlos siempre en su contexto), pero su teología, que luego siguieron desarrollando los puritanos, fue clave para que se abrieran muchos campos de debate sobre la igualdad entre los hombres y hasta dónde llega la obligación de obedecer a quienes tienen el poder (fue bastante más lejos que Lutero en este sentido, puesto que éste último no podía arriesgarse a difundir unas ideas que llegaran a ser peligrosas para los príncipes alemanes de cuya protección dependía, sobre todo cuando el Papa de Roma dijo que “matar a Lutero no es pecado”). La teología según la cual todos los hombres ante Dios son igual de miserables y pecadores y que sin Cristo están igual de perdidos puso en jaque el concepto medieval del “derecho divino” de los reyes y los decretos papales. Nadie tenía obligación de postrarse ante ellos, puesto que eran iguales que otros hombres, ni el pertenecer a la realeza o a la nobleza daba una dignidad especial (por algo en EEUU, desde su fundación, no han existido nunca los títulos nobiliarios). Hasta entonces, la idea católica-romana había sido la del “mérito” de ciertos individuos “santos”, que tendrían una dignidad mayor que el resto, y la de un cuerpo jerárquico que se arrogaba ser “representantes” de Dios en la tierra.

La Guerra de Independencia estadounidense no fue algo perfecto (de hecho, algunos de sus protagonistas eran grandes terratenientes que veían en la independencia una forma de mantener sus privilegios, aparte de que la esclavitud no fue abolida, el propio George Washington y otros como Thomas Jefferson poseían esclavos negros), pero contenía dentro de sí el germen de unas ideas que llevaron a acabar con la esclavitud en la segunda revolución americana (o guerra civil americana) de 1861-1865 o al movimiento de derechos civiles de los años 60 del siglo XX. Y tanto es así que fue el impulso ideológico para la revolución francesa, la rebelión de los irlandeses unidos de 1798, la rebelión de esclavos en Haití e innumerables movimientos posteriores de liberación, anti-imperialistas e igualitarios en todo el mundo (paradójicamente, en muchas ocasiones en contra de los intereses que después defendería EEUU). Fidel Castro hizo uso de la Declaración de Independencia (también los discursos de Abraham Lincoln, de los que es un gran admirador) en su alegato de 1953 en favor de la revolución contra la dictadura militar, títere de EEUU, de Fulgencio Batista en Cuba (“La historia me absolverá”), y Ho Chi Minh la citó el 2 de septiembre, 1945, cuando proclamó la República Democrática de Vietnam, para denunciar el imperialismo francés y japonés. Son sólo dos ejemplos.

Hasta la fecha de la Declaración de Independencia americana, la forma republicana de gobierno fue una excepción que, de vez en cuando, pero rara vez, había salpicado el paisaje de la regla política a través de los siglos. Hoy en día, a través del crecimiento del poder estadounidense que apoyó esos principios universales (y, no lo olvidemos, a través de su propia prueba sangrienta de una guerra civil para asegurar la supervivencia de esos principios) el mundo realmente ha sido transformado.

EEUU es muy distinto a otros países que no se definen sobre la base de la libertad y la igualdad entre las personas. Apela a un estándar más alto y es que todos los gobiernos deriven sus justos poderes del consentimiento de los gobernados. Es un principio que obliga a todas las naciones y es justamente este principio el que hace de EEUU una nación verdaderamente legítima. La libertad no pertenece solamente a EEUU, sino que es un rasgo permanente de la naturaleza humana y la clave para entender los principios fundacionales de América.

Decir que EEUU es “excepcional” no quiere decir que los americanos afirmen ser “mejores” que otros pueblos. EEUU es una nación excepcional, pero no debido a lo que ha alcanzado o logrado. América es excepcional porque, a diferencia de cualquier otra nación, está consagrada y dedicada a los principios de la libertad humana, fundamentados en las verdades de que todos los hombres (no solo los americanos, sino todos y en todas partes y épocas) son creados iguales y dotados con iguales derechos. Estas verdades son “aplicables a todos los hombres y a todos los tiempos”, como alguna vez afirmó Abraham Lincoln.

El 4 de Julio es un día para celebrar el nacimiento de los EEUU y los estadounidenses pueden, con orgullo y con razón, celebrar que también es el día en que dieron a luz a un conjunto de ideas que no sólo transformó su propia forma de gobierno, sino la del mundo en general.

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Estos son dos pequeños videos sobre la contribución de España a la independencia de EEUU (y más concretamente al papel del héroe español Bernardo de Gálvez). La Guerra de Independencia americana fue una lucha por su soberanía de parte de unos colonos ingleses que no estaban legítimamente representados en el parlamento de su propio país, una verdadera continuación de la guerra que Oliver Cromwell y el bando parlamentario libraron en el siglo XVII contra la monarquía absolutista. Lástima que, igual que España, a finales del siglo XVIII, ayudó a los americanos a recuperar su soberanía frente al rey inglés tirano, actualmente los españoles sean incapaces de mover ni un dedo para defender la suya propia frente a la tiranía de la UE.

Posteado por: Javier | junio 29, 2017

Se pincha el globito anti-ruso

Como vengo informando desde hace unos meses, al margen de lo que se piense del presidente useño Donald Trump (un tipo un tanto extraño y que pega a veces unos bandazos un poco raros y desconcertantes), a estas alturas es más que evidente que en EEUU hay en marcha todo un proceso indecente, que se inició en la misma noche de las elecciones, en que están inmersos buena parte de la clase política, las grandes empresas, Hollywood y las multinacionales para deshacerse del presidente electo del modo que sea. Un presidente quien, con todas las críticas que se quiera hacer, es cierto que está llevando a cabo una gran tarea para sacar a su país del secuestro de la élite financiera globalista y del poder de los lobbies de Washington, el único presidente tras muchas décadas que está gobernando para su nación y su pueblo, no para una minoría parasitaria.

Con respecto a la ya tan sobada “trama rusa”, después de la comparecencia del ex director del FBI, James Comey, ante el Comité de Inteligencia del Senado, uno pensaría que esto ya es un chicle mascado y remasticado que poco más daría ya de sí, pero parece que va a seguir teniendo un poco más de carrete, con los medios y el establishment tratando de agarrarse a supuestos «indicios» cada vez más peregrinos. A mi lo que me llama la atención del asunto de Comey es que, si un director del FBI ve que alguien le exige o le presiona para poner fin a una investigación en curso, como dice él que le pasó con este supuesto «RussiaGate», está obligado a informar inmediatamente al Departamento de Justicia y detallar cualquier intento de obstruir la justicia por cualquier persona, incluso por parte del presidente de EEUU. Comey nunca lo hizo. Y si fue cierto que hubo presiones, que no está probado, y Comey no lo dio a conocer antes, eso resultaría en cargos criminales contra Comey por encubrimiento, siguendo la propia ley norteamericana. Los portales de fake news, cómo no, a su bola, tratando de sacar petróleo de donde no hay, encumbrando a este incompetente de Comey como si fuera una especie de héroe.

La “trama rusa” no habrá llevado a la destitución de Trump, pero sí a crear una disparatada hostilidad hacia Rusia (algo muy del gusto del complejo industrial-militar norteamericano), como si este país fuera una amenaza para EEUU del calibre de la URSS (bueno, o peor aún), tratando de reventar una distensión con la segunda potencia militar y nuclear del mundo que hubiera sido muy beneficiosa para todos.

Por si fuera poco, hemos tenido ya la revelación de que la “trama rusa” es un farol, un mito, una inane, multiforme y vaga acusación de que “los rusos” habían manipulado las elecciones a favor de Trump, que nadie concretaba, nunca se sustanciaba y permitía las más graves alegaciones. Ha tenido que ser el propio John Bonifield, productor de la CNN (Clintonian News Network), grabado mediante una cámara oculta: “Podría ser una gilipollez, es ya en su mayor parte una gilipollez. Vamos, que no tenemos una prueba gigantesca. Van y dicen, bueno, sigue habiendo una investigación en marcha. Y uno se dice, sí, no sé. Si estuvieran dando con algo algo lo sabríamos. Lo filtrarían. Si hubiera algo verdaderamente bueno, habría una filtración…. Hay tantas filtraciones, es increíble. Me niego a creer que hubiera algo tan bueno como eso y no lo filtraran, porque nos están llegando todas esas otras filtraciones. Así que estoy convencido de que en realidad no tienen nada, pero siguen buscando. Y, bueno, creo que el presidente probablemente tiene razón cuando dice, hey, me estáis aplicando una caza de brujas. No tenéis evidencias. No tenéis ninguna prueba real…Incluso si Rusia estuviera intentando manipular unas elecciones, nosotros intentamos manipular las suyas, nuestra CIA hace esa mierda todo el tiempo, ahí estamos, tratando de manipular gobiernos.

Teniendo en cuenta que la CNN está siendo ahora mismo investigada por una noticia falsa acerca de un supuesto fondo de inversión ruso en el que estarían implicados personajes relevantes del entorno de Trump, parece que el presidente americano no iba desencaminado del todo cuando la calificó de «fake news» en la famosa rueda de prensa del 11 de enero de este año:

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Algo más o menos relacionado, aunque sea muy indirectamente:

Curioso que estando un país como Rusia en un conflicto abierto con el globalismo, con el tema de Ucrania como trasfondo, ahora va y llega esta película. Sin haberla visto (dudo que lo haga), solo echando un vistazo al trailer se puede uno esperar lo peor: propaganda antirrusa utilizando los argumentos del nacionalismo ucraniano (y el cine tiene un gran poder para eso de crear ideas simplonas y estereotipadas en la gente). Con un simple visionado, la cosa es más que evidente que va de vendernos la imagen de una feliz y apacible Ucrania que vino a ser aplastada por los «malvados rusos».

Efectivamente, en los años 30 se produjo una situación de hambruna en la URSS provocada por nefastas decisiones de política agrícola del régimen soviético. Lo que es una falacia es decir que Rusia provocó un deliberado genocidio en Ucrania, ese es uno de los mitos anti-rusos del nacionalismo ucraniano, en tanto que los efectos de esa hambruna también los sufrieron los rusos. El único Holocausto que se produjo en Ucrania fue el que los nazis, con la indispensable colaboración de los nacionalistas ucranianos, perpetraron contra los judíos desde 1941. Quien dio las órdenes que provocaron la terrible hambruna fue UN GEORGIANO llamado Stalin, NO UN RUSO, que contó con la colaboración esencial de UN UCRANIANO llamado Jrushov, NO UN RUSO. También es casualidad… Dicho esto, las muertes por la hambruna ni fueron intencionadas – mal que les pese a los nacionalistas ucranianos – ni se limitaron a los ucranianos. Todavía peor fue la hambruna sufrida por China por razones muy similares y, por supuesto, a nadie se le ha ocurrido decir que Mao pretendía matar a millones de chinos. Tampoco lo pretendía el georgiano Stalin, pero acabó con la vida de millones de inocentes, no de manera deseada sino por pura incompetencia. Para remate, esas muertes en masa las sufrieron también los rusos, los bielorrusos y, en general, casi todos los que estaban sometidos al régimen soviético. Pretender que fue un deseo de los rusos de exterminar a los ucranianos es simplemente una falsedad indecente porque los únicos genocidas que actuaron en Ucrania fueron los nacionalistas ucranianos y los nazis. No sólo eso. Si hubo un grupo que padeció de manera especial en números absolutos la represión estalinista fueron los rusos. Las estadísticas al respecto no mienten.

Posteado por: Javier | junio 16, 2017

Y con el DUP llegó el escándalo

Aquellos que sigan un poco la prensa británica habrán visto, en relación a las últimas elecciones, aparte del intento de crear la impresión de que cada voto que no ha recibido la primera ministra Theresa May era un voto “anti-Brexit” (eso a pesar de que los únicos partidos con una posición claramente contraria al Brexit y pro-europeísta eran los liberal-demócratas y los verdes, los cuales no pasaron entre los dos del 12% en porcentaje de voto), el escándalo que están formando algunos medios pro-globalistas, como la BBC o la versión inglesa del Huffington Post, con la posibilidad de que los conservadores se apoyen en los protestantes norirlandeses del Partido Unionista Democrático (Democratic Unionist Party, DUP). La BBC ha llegado al delirio de afirmar que el DUP es “una amenaza” para las libertades civiles en el Reino Unido. Algunos parece que se imaginan a la Orange Order desfilando por Downing Street o la derogación inmediata de todos los acuerdos de paz en el Ulster. O que sería muy irónico que, después de haber atacado al laborista Jeremy Corbyn por sus vínculos en el pasado con miembros de partidos como el Sinn Féin, los Tories deberían ahora forjar ellos mismos unos vínculos similares.

Esta equivalencia entre el DUP (un partido democrático) y la IRA (una milicia terrorista) se ha propagado estupidamente. Quizás, simplemente muchos a los que hasta el viernes de la semana pasada no les interesaba absolutamente nada la política del Ulster, lo que están es en una ignorancia de lo más inocente. Es evidente que, aunque fuera a menor escala que el de la IRA (fuertemente católica), también ha habido grupos paramilitares lealistas y protestantes que han empleado el terrorismo. Y, al igual que la IRA, tenían partidos políticos vinculados a ellos. La UVF y el Red Hand Commando fueron representados por el abominable Partido Progresista Unionista. La UDA por el ya desaparecido Partido Democrático del Ulster. Estos partidos jugaron el mismo juego repulsivo que sus opuestos en el Sinn Féin, utilizando sus vínculos con bandas armadas para ganar la influencia que las urnas les negaba.

En cambio, el DUP se opuso sistemáticamente a la violencia. Es cierto que algunos ex paramilitares se unieron al partido después de renunciar a la lucha armada, pero el DUP nunca defendió que las bombas y las balas tuvieran un lugar legítimo en la política. Demasiados de sus jefes sabían de primera mano lo que significaba el terrorismo. Arlene Foster, la líder del partido, vio a su padre casi muerto en un tiroteo y fue ella misma víctima de un ataque con bomba en su autobús escolar cuando era una niña. Nigel Dodds, líder parlamentario del DUP, fue atacado por la IRA mientras visitaba a su hijo discapacitado en el hospital. Jeffrey Donaldson sufrió el asesinato de dos de sus primos. Estos no son políticos que necesiten que se les diga que hay que ser duros con el terrorismo.

Es verdad que, en sus primeros años, el DUP empleó un oportunismo muy feo. Si bien es verdad que nunca adoptó el paramilitarismo, ciertamente toleró un sectarismo desagradable. Pero eso NO ES LO MISMO que plantar bombas.

En cualquier caso, el partido de hoy es muy diferente al DUP belicoso de los años 70 y 80, en gran parte porque, cuando el Partido Unionista del Ulster se derrumbó tras el Acuerdo de Belfast en 1998, muchas de sus figuras destacadas, entre ellas Jeffrey Donaldson y Arlene Foster, se pasaron a este partido más joven. El DUP es ahora la voz principal del unionismo en Irlanda del Norte, donde es abrumadoramente el partido más grande.

Sin embargo, lo realmente inquietante, lo vergonzoso y repugnante, es que sus críticos no se contentan con esa falsa equivalencia. Ellos realmente consideran que el DUP es peor que el IRA. A los ojos de los corbynistas, el apoyo activo al IRA en los años 80 estaba bien, pero recibir el apoyo del DUP hoy no lo es. Una singular comparación. En otras palabras, colaborar con los terroristas está bien siempre y cuando sean suficientemente anti-británicos, pero trabajar con un partido parlamentario, cuando es euroescéptico, unionista y protestante, es inaceptable.

¿Por qué inaceptable? Aquí llegamos a la letanía habitual de quejas, repetidas al estilo de un papagayo. “Son anti-gay, no creen en el calentamiento global, odian a las mujeres, bla, bla, bla”… o, lo que es lo mismo, traducido: no apoyan a ninguno de los grupos de presión e intereses de la agenda globalista.

«El DUP tiene una visión política propia del siglo XVIII, es un grupo de fanáticos homofóbicos, y ahora tienen a los conservadores en sus manos», dice Owen Jones, «Un gobierno DUP-Tory es una amenaza para los derechos LGBT y los derechos de las mujeres».

Veamos:

Consideremos estas acusaciones. El DUP no ha rechazado, en ninguna declaración oficial o documento de política, la idea de que la actividad humana pueda estar desempeñando un papel en el cambio climático. Claro, algunos de sus diputados no están de acuerdo, pero eso es cierto en otros partidos, no es exclusivo del DUP.

Y, visto lo visto, estar en contra de todos estos tratados contra el «cambio climático» debiera ser la postura de cualquier persona medianamente sensata. Evidentemente, estar en contra de los mismos (que nada tiene que ver con negar que es preciso un cuidado de la naturaleza) es ponerte en el punto de mira de la demonización de los grandes medios corporativos. Todas estas pseudoideologías posmodernistas, sea la del género, el neoecologismo, el animalismo, etc…, se basan en postureos y en un lenguaje buenista para que suenen bien a mucha gente, pero en modo alguno tienen como fin la justicia social, o más igualdad, o cuidar de la naturaleza y el medio ambiente, solo son una máscara para grandes entramados económicos, además de hacer una función de disidencia controlada, y no solo eso, probablemente también crear una sensación de autoculpabilización en la gente de los países occidentales para tapar los abusos de las grandes corporaciones en los del tercer mundo (en el caso del ecologismo es muy claro, ahí tenemos a una empresa con un historial tan repugnante en África como la petrolera holandesa Shell, presentándose como adalid de «lo verde», apoyando los acuerdos contra el cambio climático). Teóricamente, sus activistas hacen una labor de «denuncia», pero que termina resultando totalmente inocua, inofensiva para los grandes poderes financieros y transnacionales.

En cuanto a las posiciones del DUP sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo y el aborto son en realidad más conservadoras que las del Partido Conservador, pero son predominantes en Irlanda del Norte. El DUP respaldó el equivalente local de la ley de Turing, indultando retrospectivamente a los homosexuales a quienes se hubiera sentenciado por ello a penas de prisión en el pasado, cuando la homosexualidad aún estaba tipificada penalmente en el Reino Unido. Su posición sobre el aborto es en realidad más suave que la del partido hermano local del Partido Laborista, el SDLP. Ninguno de los principales partidos irlandeses del Norte quiere extender la legislación sobre el aborto de 1967 a la Provincia del Ulster.

En cuanto a la supuesta “misoginia” o “machismo” (o “micromachismo”, siguiendo la jerga posmodernista), el DUP es el único partido del Ulster con mujeres elegidas en todas las ramas del gobierno, a su vez, dirigidas por una mujer (una mujer que naturalmente ha sufrido el machismo que algunos neoprogres y neofeministas, o hembristas, parecen pensar que está “bien” cuando el blanco es una mujer que no es neoprogre, neofeminista o hembrista).

Y, en cualquier caso, no parece que nada de esto vayan a ser los temas esenciales de las negociaciones con el DUP, quienes se van a centrar en conseguir un Brexit con unas condiciones favorables para Irlanda del Norte.

Si a esto unimos que ya en 2010, cuando David Cameron tampoco tenía una mayoría suficiente, los laboristas intentaron llegar a un acuerdo con el DUP para un gobierno minoritario, veremos que el escándalo con este partido viene ahora exclusivamente por determinados intereses. Nunca se le ocurrió a los comentaristas pro-globalistas, en aquel entonces, llamar al DUP “racista” o “misógino”, y menos aún cuestionar su compromiso con el estado de derecho. ¿Qué ha cambiado? Sólo la aritmética parlamentaria. Los críticos no están interesados ​​en una evaluación imparcial de las políticas del DUP, sino en evitar que May forme gobierno.

Como no soy británico, no soy nadie para decirles a quién debieran o a quién no debieran haber votado, pero mi humilde opinión es que es una buena noticia que Theresa May pueda formar gobierno con el DUP, teniendo en cuenta que actualmente los Tories han abrazado LA CAUSA MÁS PROGRESISTA ACTUALMENTE EN EUROPA: EL BREXIT (y no hay que confundir progresista con progre, que es otra cosa muy distinta), que es realmente lo único que me gusta e interesa de los conservadores, su postura a favor de un Brexit «duro». Eso sí, vista la pérdida de votos que ha sufrido, May debiera dimitir una vez el Brexit esté encarrilado. Pero Corbyn hubiera sido (y es) un enemigo del Brexit, ha expresado en numerosas ocasiones sus simpatías con los islamistas… y para colmo, estaba postulando para ministra de Interior a nada mas y nada menos que a Diane Abott, una racista negra completamente incompetente. Pero, al menos, los buenos resultados y el ascenso de Jeremy Corbyn sí es cierto que corroboran dos cosas buenas: (1) Es la derrota del neoliberalismo progre que encarnaron Tony Blair y su sucesor Gordon Brown, la llamada «Tercera Vía»; y (2) Como, gracias al Brexit, ya no existe compromiso alguno de futuro con la UE, Corbyn y a su Partido Laborista han podido elaborar un programa electoral y, en particular, unas propuestas económicas marcadamente nacionalistas, que el mismo partido no podría haber planteado en caso de que el Reino Unido hubiera elegido seguir perteneciendo a la UE. En definitiva, han tenido una soberanía total para hacer su programa.

Posteado por: Javier | junio 2, 2017

¡¡Nos cocemos vivos!!

¡¡EEUU ha anunciado que se retira del Acuerdo de París sobre el cambio climático!!¡¡Se aproxima el apocalipsis del recalentamiento global!!

Tranquilos, que no cunda el pánico. Tiren a la basura los medios de comunicación pro-globalistas y los portales de fake news. Aquí tendrán toda la información.

Este acuerdo, firmado en 2015 por 200 países, EEUU incluido, era apoyado por grandes petroleras como Shell, Exxon Mobile y BP, así como por otras grandes empresas transnacionales. También por entidades globalistas como la Unión Europea, la Unión Africana o, por supuesto, la ONU, seguidas a coro por los gobiernos europeos. La meta que el Acuerdo de París fija para EEUU es que el país reduzca para 2025 las emisiones de gases de efecto invernadero entre un 26 y un 28% respecto a los niveles de 2005.

Sobre este tema de la influencia humana (o la no influencia) en el cambio climático o en el calentamiento del planeta reconozco que no tengo una opinión demasiado formada. Es algo que prefiero dejar a los científicos, aunque me parece que hay muchos intereses detrás, tanto de una postura como de la otra. No obstante, no está de más vigilar e investigar tanto esta posibilidad de que los contaminantes que lanzamos a la atmósfera estén produciendo estos fenómenos, así como tomar medidas para proteger nuestro medio ambiente. La duda razonable es si el fin último de estos tratados es conseguir ese objetivo. Y, viendo quiénes apoyan cosas como este Acuerdo de París, la duda se hace aún más razonable.

La retirada del Acuerdo de París era una de las promesas electorales de Donald Trump. Pese a lo que creen los engreídos americanólogos de otras partes del mundo, los estadounidenses no son tan idiotas como para pensar que no hay que cuidar el medio ambiente ni para pegarse un tiro en el pie, pues estos problemas también les afectan a ellos. Lo que quieren los americanos es dictar sus propias normativas nacionales para proteger la naturaleza y que no sea una lujosa camarilla de burócratas globales muy bien pagados (no se sabe muy bien porqué) los que les dicten su política energética y medioambiental. Pero el tema del medio ambiente seguirá siendo prioritario para EEUU y continuará siendo un país líder en ese campo. El mismo Bush junior, por poner solo un ejemplo, al que tacharon en su día de ser «el presidente más contaminante», dictó numerosas órdenes ejecutivas de protección de espacios naturales y de creación de reservas de la biosfera. Claro, esto a los medios europedos y pro-globalistas les importa un pimiento porque a ellos lo que les interesa es apoyar unos tratados de los que viven muy bien un grupo de señoritos aburguesados que dicen estar «cuidando del medio ambiente». Bush NO estaba despreocupado del medio ambiente, como divulgaban los medios pro-globalistas, por no ratificar el Bodrio de Kyoto. Bush lo que no quería eran tratados internacionales que dictasen a EEUU y le robasen la soberanía sobre lo que tenía que hacer o dejar de hacer en materia energética o ambiental, lo que adoptó fueron medidas de carácter nacional, como la creación de la mayor área marítima protegida del mundo, alrededor de las islas estadounidenses en el Pacífico, una zona de más de 500.000 Km2 de valiosísima vida natural una de las zonas de mayor riqueza ambiental del planeta, donde está la Fosa de las Marianas, además de designar en 2006 una amplia extensión del archipiélago noroccidental de Hawai como Monumento Nacional Marino de Papahanaumokuakea, concediéndole a esta área el mayor grado de protección que contempla la legislación norteamericana, así como acuerdos de protección de bosques. Pero con lo de Kyoto actuó bien, por supuesto, teniendo en cuenta que suponía millones y millones de dólares del contribuyente americano, con la pérdida de industrias y empleos que eso conlleva… con la esperanza de que la temperatura global baje medio grado a lo largo de este siglo.

De hecho, el mismo Trump ya ha anunciado que quiere llegar a un acuerdo contra el cambio climático, razonable y más acorde con las necesidades de su país, un acuerdo, por supuesto, entre los representantes VOTADOS POR EL PUEBLO AMERICANO, sea a nivel federal o estatal. Que cada estado (Nueva York, California, Florida…) apruebe sus propias medidas de protección medioambiental.

Obama, por cierto, ha vuelto a criticar a Trump por este anuncio y sería conveniente que se callara ya de una maldita vez. Obama ha roto una y otra vez la tradición americana de cortesía de que el ex-presidente no se dedica a criticar al que está en el cargo. A él mismo, Bush junior no le criticó ni una sola vez, a diferencia de lo que él lleva haciendo con Trump desde que dejó la presidencia en enero. Obama no ha sido tan mal presidente ni la plaga que dicen los republicanos que fue, pero en este detalle la ha cagado ya varias veces.

No puede ser más irónico que, de entre todos los globalistas que han puesto el grito en el cielo, particularmente, China se haya comprometido con la UE a seguir avanzando el acuerdo. Un país como China, que incumple todos los acuerdos internacionales en materia mediambiental, emitiendo CO2 de forma brutal a la atmósfera y que, precisamente, tiene un tremendo crecimiento económico porque se pasa por el forro todos estos acuerdos (la práctica totalidad de sus ríos contaminados, las grandes ciudades tienen un aire que supera en mas de 100 veces la contaminación máxima y tiene regiones que son ya casi totalmente insalubres para la vida humana). ¿De qué sirve que los norteamericanos hagan toda clase de esfuerzos para reducir sus emisiones, castrando su competitividad y mandando al paro a muchos, si los del país que tienen al otro lado del Pacífico no cumplen nada?

Los americanos, además, se han cansando de pagar esta fiesta de unos pocos señoritos tan sofisticados y refinados ellos, a los que, encima, ellos no han elegido. Todos estos tinglados, con miles de funcionarios con sueldos desorbitados, dietas de órdago, mucha burocracia y pocos resultados (casi ningún resultado, más allá del mero postureo), se sostienen solamente porque EEUU es quien paga la mayor parte de su coste. Los americanos están hartos de pagar, pagar y pagar más por todo esto, y Trump se ha dado cuenta muy bien de ello (a ver si hacen lo mismo con la ONU, la sacan de territorio estadounidense y la llevan, por ejemplo… a Bruselas, ahí estará mejor). Con la retirada useña de este bodrio, su economía será mucho más competitiva, crecerá más y se crearán más empleos. Los norteamericanos votaron a Trump para que proteja sus intereses, no para que dé gusto a toda la patulea antiamericana global. Como dijo ayer: «Represento a los ciudadanos de Pittsburgh, no los de Paris».

Por tanto, no es posible otra cosa más que aplaudir esta demostración de lo que es un país con soberanía.

Posteado por: Javier | May 28, 2017

Cristianismo y homosexualidad

Aquí dejo este artículo magnífico sobre este asunto polémico, de la web Protestante Digital, una página que dejé de seguir asiduamente hace algún tiempo por algunos desacuerdos que no vienen ahora al caso, pero que es de los mejores que he leído sobre el tema.

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Introducción:

Hay muchas maneras de hablar sobre la homosexualidad. Desde distintas miradas, perspectivas, sujetos. Es un asunto que se aborda desde distintas hermenéuticas. Así en plural. Y no creo haber sido invitado aquí para dejar en casa mi hermenéutica, sino para traerla y para compartir desde ella cómo veo la realidad de la atracción a personas del mismo sexo.

Así que quiero ser el primero en salir del armario: soy evangélico conservador. Y quiero hoy, aquí, hablar como evangélico, o sea como alguien centrado en el Evangelio y que ha encontrado en la Buena Noticia de Jesús el sentido, propósito y centro de su existencia y cosmovisión. No oculto mis colores, por un lado, pero por otro también quiero intentar recuperar una palabra, una etiqueta que me pertenece. No quiero que ciertos grupos caracterizados por su ignorancia, su intolerancia y sus manifestaciones homofóbicas en plazas públicas se adueñen de ese título que, con justa razón, también me pertenece. Está de moda entre evangélicos históricos y contemporáneos negar ese título para no ser confundido con ciertos grupos intolerantes. Prefieren llamarse “protestantes”, “reformados” o, simplemente “cristianos”. No quiero seguir esa tendencia hoy, aunque es verdad que soy protestante y que suscribo una confesionalidad reformada. Hoy ante Uds. quiero ser simplemente eso: evangélico. Aunque puede que a alguno de Uds. este nombre le traiga, en un primer momento, asociaciones con manifestaciones homofóbicas o de intolerancia extrema.

Desde esta mirada evangélica que les traigo hoy (que se caracteriza por una hermenéutica más histórico-gramática que crítica, que se acerca a la Escritura desde el paradigma de que ella es un libro único porque ha sido inspirado por el Espíritu Santo como revelación infalible y que es más que un texto para ser interpretado: es la lente desde el cual se interpreta todo texto y toda experiencia) quiero compartir con Uds. sólo 3 puntos:

1. Nadie se va al infierno por ser homosexual, del mismo modo que nadie se va al cielo por ser heterosexual:

La Biblia nos dice que la razón por la cual hay muerte, destrucción y condenación sobre la humanidad es porque hombres y mujeres quieren vivir vidas independientes de Dios. Lo que la Biblia llama “pecado” es algo mucho más profundo que actos o conductas pecaminosas o “indecentes”, sean de la naturaleza que sea (sociales, sexuales etc.).

El pecado es una condición del corazón que heterosexuales y homosexuales compartimos por igual: queremos vivir independientes de Dios. Queremos ser nuestros propios SEÑORES, embriagándonos de la idea de que libertad es autonomía: siendo rebeldes, alternativos, de mentalidad rompedora que va contra todo status quo establecido. O queremos ser nuestros propios SALVADORES: siendo correctos, buscando superioridad moral y queriendo cumplir al pie de la letra las expectativas de decencia y rectitud moral que otros esperan de nosotros. Esto es el pecado: la separación espiritual de Dios como único SEÑOR y SALVADOR, una condición del corazón que nos deja solos, agotados por dentro y sin rumbo en esta vida.

Probablemente una de las mejores definiciones de pecado la dio San Agustín cuando dijo que el pecado es “amor desordenado”. Esta es la raíz de cualquier condenación que se cierne sobre la humanidad: que nos hemos apartado de Dios y que hemos amado más a nosotros mismos que a Dios. Hemos amado más las tinieblas que la luz. Hemos amado más a las cosas que a las personas. De hecho, hemos usado personas, hemos amado cosas y hemos asumido que nuestra relación con Dios se fundamenta en una relación comercial, neo-liberal de mercado, de oferta y demanda.

Lo más curioso es que, hasta donde he podido ver y experimentar, conservadores y progresistas por igual parten desde esta misma premisa: que a Dios hay que comprarlo, con buenas obras, con rectitud moral, con esfuerzo, siendo “buenas personas”. Y la diferencia está en cómo cada lado define “buena persona”. Para unos, una “buena persona” es alguien que no presta su cuerpo y su mente para perversiones, que cumple con los parámetros de decencia que la sociedad, el cristianismo histórico, la Biblia y la naturaleza imponen sobre la humanidad. Para otros, en cambio, una “buena persona” es alguien que no teme ser todo lo gay que puede llegar a ser, alguien que ha salido del armario y se asume, que ama su libertad y la vive, alguien que tiene conciencia social hacia el oprimido y que no oprime ni reprime al otro sólo porque es distinto.

Como evangélico, leo en la Biblia que ambos están IGUALMENTE equivocados. Porque ambos creen que se puede ser “buena persona” y la Biblia dice claramente que “no hay justo ni siquiera uno”. Se cita mucho en algunos círculos evangélicos homofóbicos la declaración de Pablo en Romanos 1 donde afirma que entre las transgresiones de la humanidad está el hecho de que “hombres con hombres cometen actos vergonzosos, al igual que las mujeres, dejando el uso natural de su cuerpo”, pero ellos mismos olvidan convenientemente que eso está dentro de un contexto muy claro: Pablo en toda esa sección está hablando (desde Romanos 1.18 al 3.23) que toda la humanidad, incluso aquellos que se creen decentes o religiosos, están igualmente bajo condenación, porque todos están igualmente lejos de Dios, no importando cuánto se esfuercen por alcanzarlo.

Resumiendo, en mi primer punto quiero ser, si me permiten, más conservador que los conservadores: los homosexuales no son condenados por su orientación homosexual (como si los heterosexuales fueran salvos por su orientación heterosexual). La condenación es una oscura nube que se cierne sobre todos: no importa cuán gay o cuán “decente” sea. Disculpen los estereotipos, pero es sólo para fines ilustrativos: El padre suburbano de familia, heterosexual, religioso, fiel a su esposa, que trabaja en horario de oficina de lunes a viernes y va a la iglesia los domingos, está bajo la misma condenación que su hijo homosexual, que se fue enojado de casa, trabaja free-lance, vive más de noche que de día y comparte departamento con una pareja en el centro. “NO HAY JUSTO NI AÚN UNO”. “PORQUE TODOS PECARON Y ESTÁN DESTITUIDOS DE LA GLORIA DE DIOS”.

2. Debido a nuestro pecado buscamos vivir estilos de vida que no son conforme al diseño de Dios para la humanidad:

Y esta es la parte que puede ser más controversial hoy en día desde una mirada evangélica de la homosexualidad. Porque entre los varios estilos de vida que no serían conforme al diseño de Dios para la humanidad está, efectivamente, la homosexualidad.

Tengo conciencia que esto puede ser considerado una especie de discurso de odio, pero antes que se precipiten quiero decirles que toda vez que la Biblia rechaza la conducta homosexual, tanto del sexualmente activo (arsenokoitai) como del que sólo fantasea en su mente y mantiene voluntariamente actitudes que no corresponden a su sexo (malakoi): (1) lo hace dentro de una lista de otros quiebres del diseño como: un estilo de vida chismoso, la arrogancia de creerse superior moralmente, el codiciar “heterosexualmente” a alguien que es compañero(a) de otro(a), etc. y (2) que estas conductas no son la causa de la condenación, sino la consecuencia de que ya estamos perdidos, lejos de Dios. Observen los siguientes textos bíblicos para corroborar esta idea: Romanos 1.24-32; 1ª Corintios 6.9-11; 1ª Timoteo 1.8-11.

Este es un punto muy importante para mí como evangélico: todos nosotros quebramos el diseño de Dios para la vida humana. De distintas maneras, en distintos contextos y esto es preocupante según la Biblia no porque estos quiebres de diseño sean la causa de nuestra condenación sino porque son resultado palpable de cuán lejos estamos de Dios. Y lo opuesto, por lo tanto, también es verdad: no es cambiando de conducta o de orientación sexual que alguien se salva. No es dejando un estilo de vida homosexual que alguien va a encontrar el cielo o la salvación. Por eso, también, tiendo a ser escéptico de terapias ofrecidas indiscriminadamente para “curar a gays”.

Sólo hay un modo de ser salvo. Como enfatizó Lutero: ¡por la fe sola! ¡Por Cristo solo! ¡Por gracia sola! Es cuando entiendo y creo que Jesús, como perfecto Hijo de Dios, vivió una vida perfecta en mi lugar, me sustituyó porque me amó con amor inmerecido, así que tomó mi culpa y condenación y venció donde yo fracasé y fracaso constantemente. Por lo tanto, sin mediar obras de auto-perfeccionamiento, sin mediar esfuerzos humanos, sin mediar méritos (porque Dios nos invita a una relación de AMOR, no a una relación comercial de “dame-para-que-yo-te-dé-a-cambio”), Él regala la salvación a quienes creen porque Él sabe que no podemos salvarnos a nosotros mismos, pues somos esclavos de nuestra vida yo-céntrica.

Y en este sentido, como evangélico, permítanme decirles lo siguiente: creo que el Evangelio es radicalmente distinto a cualquier religión. Porque la religión consiste en un conjunto de buenos consejos, de buenas advertencias y de buenas instrucciones para elevarnos y llevarnos a Dios. ¡Pero esto no es posible! Porque no hay justo ni aún uno. Así que es ahí donde el Evangelio rompe con todo: porque el Evangelio es la BUENA NOTICIA de que Dios mismo hizo TODO el esfuerzo y toda la obra y Él bajó para encontrarnos donde estábamos y regalarnos su salvación.

Permítanme aquí, ahora, ser más liberal que los liberales: no es abriendo tu mente y estilo de vida a un modo más “progre” de pensar y de vivir que te salvas. No es redefiniendo el concepto de “buena persona”, ni abandonando los conceptos conservadores de “ser bueno”, ni abrazando conceptos más modernos, alternativos, relevantes a las ideologías de turno de alguien “bueno”. No necesitas redefinir el significado de “buena persona” para salvarte, sino hacer algo más radical: abandonar por completo la ilusión de que alguien puede ser buena persona. Porque ningún tipo de esfuerzo por ser “bueno” te hará merecer el amor de Dios. El amor de Dios es un regalo inmerecido. Dios no te ama porque eres valioso. Dios te da valor al amarte. Y él te ama porque su voluntad es libre y soberana. Él te amó de pura gracia y su amor te da valor.

Esta es la idea de C. S. Lewis cuando afirmó que “los cristianos no creemos que Dios nos ama porque somos buenos. Al contrario: creemos que Dios nos ama a pesar de que no podemos ser buenos y porque nos ama, nos hará buenos.”

Así que ¿hay aquí un discurso de odio? No creo. Por siglos el cristianismo ha creído y enseñado que todos por igual tienen derecho a rehacer su estilo de vida, aunque haya dificultades, tropiezos, reincidencias. Y aunque es verdad que muchas iglesias, en distintos momentos, no han sido coherentes con esta proclamación, la verdad es que en muchos otros momentos sí lo ha sido, acogiendo a traficantes de esclavos, acogiendo a jóvenes desobedientes a los padres, acogiendo a chismosos, acogiendo a maridos heterosexuales que traicionan a sus mujeres con su mente y sus cuerpos, etc. Todos estos son quiebres del diseño y a todas estas personas se les ha dicho que ese no es un estilo de vida que permita el florecimiento de la humanidad, según la Palabra de Dios. Así que se les ha invitado, mediante el amor y la vida en comunidad, a encontrar maneras creativas de abandonar un estilo de vida que quiebra el diseño de Dios. Pero esto, desde una perspectiva evangélica, no es entendido como una precondición para ser aceptado por Dios, sino un fruto (a veces duro de lograr, pero fruto al fin y al cabo) de que Dios ya nos aceptó y adoptó como hijos a pesar de que ninguno de nosotros vivimos 100% conforme al diseño.

Si esto es verdad para chismosos, para jóvenes desobedientes, para maridos heterosexuales que no aman a sus esposas, entonces también lo es para homosexuales.

Y aquí viene el 3º punto:

3. La gracia y el amor de Dios son tan poderosos que redefinen nuestra identidad:

El famoso texto de Pablo de 1ª Corintios 6 afirma en el v. 11 que muchos en la comunidad cristiana de Corinto YA HABÍAN SIDO homosexuales (sexualmente activos y otros pasivos: arsenokoitai y malakoi), pero ya habían sido lavados por la gracia de Dios. En otro lugar dice, incluso, que para los que están en Cristo Jesús todas las cosas son hechas nuevas. Esto, si lo pensamos bien, es escandaloso porque relativiza los absolutos humanos desde los cuales forjamos nuestras identidades.

La Buena Noticia del amor y la gracia de Cristo tornan relativo lo que antes era absoluto, desafiándonos a redefinir por completo nuestra identidad. Porque el amor de Jesús, conforme ha sido revelado en la Escritura, pasa a ser el único absoluto y esto implica abandonar la idea de que mi identidad se construye primariamente desde otras cosas, incluyendo mi sexualidad.

Desde una mirada evangélica, Jesús me libera de construir mi identidad a partir de las cosas INMANENTES, como mi profesión, mi estatus, mi vocación (aunque esta sea religiosa), mi etnia, mi familia, mi clan o mi sexualidad. Desde esta perspectiva, la idea de un movimiento que reivindique un “orgullo gay” resulta tan curiosa como la de un movimiento que reivindique el “orgullo Muñoz”, el “orgullo clase media aspiracional” o el “orgullo abogadil”. Jesús nos hace libres invitándonos a construir nuestra identidad cristiana desde lo TRASCENDENTE, desde el Totalmente Otro: el trascendente amor paternal de Dios y Su gracia inmerecida. Mi identidad ahora se forja a partir de la declaración que Dios hace (por Su gracia mediante la fe en la justicia de Cristo que me es imputada): “Tú eres mi hijo amado. En ti siento gran deleite”. Y de ahora en adelante, esto es lo que me define.

Jesús lo dice así: un hombre encontró una perla de gran precio en un campo de dudosa calidad. Y vendió todo lo que tenía para comprarse ese campo. ¿Por qué? Porque esa perla valía mucho más que todo lo que poseía y que lo que podía llegar a poseer en 2 vidas de duro trabajo. Así que no lo dudó y lo compró, pero a todos les pareció una decisión absurda, sin sentido.

Por eso miles de cristianos que sienten atracción al mismo sexo a lo largo de la historia han encontrado una libertad tan real y una libertad “tan libre” que no está presa ni siquiera a las inclinaciones y pasiones y pueden llegar a enamorarse de alguien del sexo opuesto y formar familia, sin ocultar su inclinación ni lo que un día fueron. Tal es el caso, por ejemplo, de la profesora universitaria Rosaria Champagne Butterfield, especialista en estudios de género de la Syracuse University, quien al encontrar a Cristo en el Evangelio, abandonó su estilo de vida lésbico y tiempo después se enamoró de un hombre, se casó y formó familia con él, un pastor presbiteriano. Su testimonio está relatado en su libro “The Secrets Thoughts of an Unlikely Convert”, publicado en 2012.

Otros miles de cristianos que sienten atracción al mismo sexo han optado por el celibato (no clerical) por amor a Jesús; han constituido novedosas formas de formar familia mediante el amor de una comunidad cristiana que han sido sus padres, compañeros e hijos espirituales. Han renunciado a la posibilidad de una vida erótica, no porque quieren ganar puntos para agradar a Dios con su sacrificio, sino porque ya encontraron un tesoro mayor en el amor inmerecido del Padre. Tal es el caso de uno de mis héroes personales, el profesor de Nuevo Testamento Wesley Hill, quien cuenta su testimonio en el maravilloso libro “Washed and Waiting” publicado por Zondervan. Junto a él muchos creyentes fieles destacan en esta renuncia, como el sacerdote holandés Henri Nouwen o el pastor y teólogo Vaughan Roberts, por nombrar sólo un par.

Esto parece locura. ¿Opresión heterosexual contra los homosexuales? La verdad es que la respuesta es un rotundo ¡NO! Porque todos los cristianos somos llamados a abandonar las cosas que más amamos a medida que amamos a Jesús sobre todas las cosas.

Ninguna enseñanza es más igualitaria que la enseñanza cristiana sobre la renuncia a las cosas que más amamos, aquellas que, cuando estamos lejos de Él, tienden a definir nuestra identidad. Jesús dijo claramente en Lucas 14: “nadie que no renuncia a todo lo que más ama puede ser mi discípulo”.

En estos tiempos de exigir reivindicaciones y derechos, hablar de renuncia puede ser contraproducente, pido disculpas por eso, pero debo hacerlo. ¿Por qué alguien abandonaría la posibilidad de completarse sexualmente, por ejemplo? ¿Por qué alguien renunciaría al único absoluto que parece prevalecer en estos días de relativismo (el gozo sexual en una relación erótica con un compañero o compañera)?

Pero si en algo Jesús y Pablo fueron consecuentes y claros fue en que seguir a Jesús era algo radical, no se puede amar a nada más de lo que se ama a Cristo, y todo lo que antes uno valoraba más que nada puede llegar a ser considerado basura cuando uno se encuentra con el amor de Dios en el Evangelio. Cristo es el tesoro mayor.

Pablo en Filipenses 3 llega incluso a referirse a su condición como judío – sin duda alguna, una condición genética inalterable – como una de las cosas que él ha considerado como “basura” a fin de ganar más de Cristo en su vida. Así de radical es la redefinición de identidad de quienes han sido alcanzados por la gracia de Dios en Jesús.

Conclusión:

Quisiera terminar leyendo las palabras de un sacerdote católico, creyente fiel en Jesús que sentía atracción por el mismo sexo. Él se llamaba Henri Nouwen y creo que sus palabras reflejan muy bien esta perspectiva evangélica que he querido exponer sucintamente hoy:

“Cuando nos enteramos de que alguien verdaderamente nos acepta por completo, queremos entregar todo lo que podemos y, a menudo, al entregar, descubrimos que tenemos mucho más de lo que creíamos”.

Eso es exactamente lo que el Evangelio hace en nuestra vida: nos anuncia que Dios nos acepta por completo (heterosexuales y homosexuales por igual), tal cual somos. Y cuando el Espíritu de Dios da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios, no dudamos en entregar lo que haya que entregar por amor y gratitud. Y cuando lo entregamos todo, encontramos un tesoro mayor que todo lo que teníamos o pudiéramos llegar a tener.

Jonathan Muñoz

Posteado por: Javier | May 23, 2017

El triunfo de Pedro Sánchez

Como es sabido, el domingo pasado Pedro Sánchez consiguió reconquistar el cargo de secretario general del PSOE. Después de su deposición en el golpe palaciego de octubre del año pasado, no se le puede negar la audacia al haber logrado volver a hacerse con el control de su partido.

Yo no soy miembro, ni votante ni simpatizante del PSOE, es más, no apoyo a ninguno de los partidos de la partidocracia española, pero muy brevemente sí voy a decir algo de lo que opino del tema.

Viendo el apoyo de los medios afines al PP a Susana Díaz, anunciando todo tipo de cataclismos si ella no ganaba, estaba claro que el candidato menos malo (dentro de lo muy malo que había) para la PSOE era Pedro Sánchez. Dicen que Sánchez ha hundido electoralmente al PSOE pero la realidad es que ese hundimiento con quienes se produjo fue con Zapatero y Rubalcaba (dos que terminaron convirtiéndose prácticamente en comparsas del PP) y, si miramos la evolución del voto, matemáticamente hasta se podría decir que Sánchez lo que consiguió fue amortiguar un poco la caída libre que estaba llevando al PSOE a la irrelevancia total. También dicen que Sánchez es un «radical». Dicha supuesta radicalidad, en un personaje que no pasa de ser un socioliberal muy convencional (a mí me recuerda un poco al francés Macron, tiene hasta una sonrisa plástica muy similar), que no se aparta en lo esencial de la ideología globalista dominante y del lenguaje del «todos y todos, compañeros y compañeras», dicha supuesta «radicalidad», digo, se reduce a que no apoyó en su día al PP para que pudiera formar gobierno placidamente. Si no apoyas al PP, eres un «radical» o un «populista». La decadencia del PSOE se enmarca en la propia decadencia de los partidos de la socialdemocracia europea, nada tiene que ver con Sánchez, una decadencia que, además, se ha producido cuando han apoyado gobiernos o políticas neoliberales, pro-europeístas y pro-globalistas, que han alienado a la mayoría de trabajadores europeos, llevándolos en muchos casos a votar a partidos de derecha nacionalista, no porque hayan experimentado ninguna supuesta «radicalización».

Sánchez, hay que decirlo, dentro de las posibilidades que tuvo, que aritméticamente no es que fueran muchas, fue el único que intentó llegar a algún acuerdo para desatascar la pasada legislatura fallida. Cerró un pacto con Ciudadanos que era bastante «potable», dentro de lo que cabe, ante el que Podemos no se abstuvo puesto que el objetivo podemita indisimulado es destruir al PSOE y quedar como única oposición al PP (un objetivo que los podemitas comparten con el propio PP, como es sabido). A Sánchez lo que no le perdonan es que se negara a hacerle la eutanasia a su propio partido apoyando al PP, cerrando el círculo y culminando la Operación Coleta, cosa que se hubiera producido de haber ganado Susana Díaz. Se encastilló en el «NO es NO», sin proponer él ninguna alternativa, pero es cierto que pocas opciones más tenía aparte de eso.

Un detalle muy significativo es que muchos avalistas que obtuvo en Andalucía Susana Díaz (una candidata a la que fuera de su tierra casi nadie aguanta), cuando estuvieron protegidos por el voto secreto, finalmente, no la votaron. Una buena muestra de cómo funciona el cacicato socialista en las tierras del sur de España.

Ahora Sánchez, tanto por el centro, con Ciudadanos ya convertido en poco más que el apéndice naranja del PP, y por la izquierda, con Podemos que se ha tirado ya sin ningún rubor al monte del perroflautismo (planteando incluso una ridícula moción de censura, aún sabiendo que no tiene ninguna opción de prosperar), si es listo, puede intentar rascar de un lado y otro y recomponer un poco su partido. Aunque el PSOE me da bastante igual, esta es la verdad, vistas las cosas objetivamente.

Me viene haciendo mucha gracia haber visto esta semana la reacción escandalizada de los medios corporativos ante la decisión de Donald Trump de despedir al director del FBI, James Comey, teniendo en cuenta que durante la campaña electoral para las presidenciales esos mismos medios acusaban a este personaje de estar intentando favorecer a Trump sacando a la luz las investigaciones contra Hillary Clinton por presuntos delitos federales. Precisamente, a este Comey lo cité en una entrada del pasado mes de noviembre por ese mismo motivo. Seguramente, si Obama hubiera cesado en ese momento a Comey, estos medios hipócritas y absolutamente desacreditados habrían aplaudido con las orejas esa decisión.

La historia que ahora venden los medios de «fake news», no sólo en EEUU, también he leído algo de eso aquí en España, es que la razón del despido de Comey es desbaratar la investigación del FBI sobre los supuestos vínculos de Trump con Rusia, ello a pesar de que el propio FBI de Comey ya había dejado claro que Trump no estaba siendo investigado por esta película del «RusiaGate» montada por el entorno mediático de Clinton y Obama. La propia carta de despido del ya ex-director del FBI lo deja muy claro (pinchar para ampliar):

Tan claro como el hecho de que, pese a que los medios deshonestos, hayan tratado de taparlo, aparte de la falsedad de este «RusiaGate», Trump no iba desencaminado del todo cuando se quejó de que tanto él como su equipo de campaña habían sufrido un espionaje con el objetivo de puentear su campaña y/o desacreditar su futura presidencia. Una orden de espionaje tuvo que ser dada desde lo más alto. Y lo más alto no es ni el Director de la CIA, ni el Director del FBI, ni el Director de la Agencia Nacional de Seguridad, ni siquiera los cargos que reportan directamente al presidente. La orden debió venir directamente de Barack Obama, aunque fuera mediante una orden disimulada o endulzada con supuestas escuchas de seguridad nacional, ayudado por su pepito grillo particular, la ex-Asesora de (In)Seguridad Nacional, Susan Rice (un bichito neoprogre que si viviera en España perfectamente podría militar en Podemos), quien no sólo se dedicó desesperadamente a buscar unos inexistentes vínculos de Trump con Rusia, sino que también montó una operación por la que la inteligencia de la Agencia Nacional de Seguridad se dedicaba a incluir los nombres de individuos asociados a Trump, con la expectativa de descubrir algún escándalo o acción ilegal de Trump con la que sabotear la presidencia o incluso enjuiciar al presidente electo (algo por lo que estaban no solamente el establishment de los demócratas, también el de los republicanos).

En cualquier caso, como se detalla en el artículo que reproduzco aquí abajo, el despido de Comey es un paso más en la limpieza y desinfección del «Deep State» de Washington:

JAMES COMEY Y LOS VÍNCULOS DE HILLARY CLINTON CON RUSIA

ADOLFO FERRERA (EL MIRADOR GLOBAL)

Más vale tarde que nunca, dice la sabiduría popular. El martes 9 de mayo Donald Trump cesó de manera fulminante al director del FBI, James Comey, que ocupaba dicho cargo desde al año 2013 y no estaba previsto que lo abandonara hasta el año 2023. Parece ser que esta decisión fue tomada siguiendo el consejo de la Fiscalía General del Estado.

James Comey había anunciado en 2016 una investigación sobre las irregularidades y delitos que cometió Hillary Clinton a través del manejo de su cuenta de correo electrónico, tal y como evidenciaron las filtraciones de WikiLeaks desveladas antes, durante y después de las elecciones presidenciales del pasado 8 de diciembre. En aquel momento, los mismos senadores demócratas y republicanos que hoy salen en defensa de Comey y critican la decisión de Trump, le acusaron entonces de saltarse la ley, de ser un “rebelde”, algunos pidieron su dimisión, le hicieron responsable de la derrota de Hillary Clinton, y otros afirmaron que habían perdido su confianza en él y que estaba perjudicando la imagen del FBI. La hipocresía y el cinismo con el que están actuando ahora saliendo en su defensa es más que evidente.

Obama critica al director del FBI: “No actuamos a partir de insinuaciones”. El presidente habla por primera vez de la carta de Comey sobre la nueva investigación a Clinton. (…). El equipo de Clinton acusa a Comey de tener un “doble estándar” (El País, 3/11/2016)

Pero James Comey no investigó a su socia Hillary Clinton. Los vínculos de James Comey con los Clinton vienen de muy lejos. En el año 2004 Comey ya ejerció de “abogado” defensor de Hillary Clinton en varios casos que la afectaban cuando éste ocupaba el cargo de Fiscal General Adjunto en el Departamento de Justicia. Posteriormente, como miembro de la junta directiva del criminal banco HSBC, cargo que dejó para ocuparse de la dirección del FBI, Comey engordó las cuentas de la Fundación Clinton a través de varias donaciones millonarias más que sospechosas.

En resumen, James Comey no es un “servidor público” ni un funcionario de carrera imparcial y riguroso con su trabajo, sino un alto ejecutivo de las grandes corporaciones que estaba utilizando su cargo en el FBI con unos fines políticos muy particulares. Es un claro caso de “puerta giratoria” entre lo público y lo privado (como todos los demás en Washington, dicho sea de paso). Desde su cargo Comey participaba activamente en la campaña de propaganda contra Rusia que buscaba – además de proteger judicialmente a sus padrinos políticos y de justificar su derrota electoral – boicotear la política exterior anunciada por Trump y sus intenciones de establecer buenas relaciones con Moscú.

Tal es su “rusofobia” que durante una comparecencia ante el Comité Judicial del Senado el pasado 4 de mayo Comey afirmó que “Rusia es la mayor amenaza para cualquier nación en la Tierra”, ni más ni menosObviamente no presentó ninguna prueba o evidencia para sostener tal aberración y todas las demás acusaciones lanzadas contra Rusia. Tal es así que más recientemente el ex-director de Inteligencia Nacional de EE.UU., James Cappler, se vio obligado a afirmar ante el Senado estadounidense que “no hay pruebas de injerencia rusa en las presidenciales”, contradiciendo lo que él mismo había dicho unos meses atrás – antes de abandonar el cargo – cuando acusó a Rusia de estar detrás de los ciberataques electorales contra el Partido Demócrata.

Todavía estamos esperando por las pruebas que ambos dijeron que aportarían ante el Senado y ante el resto del mundo. ¿A qué están esperando estos peones del imperialismo? ¿Alguien en su sano juicio puede creer que si existiera alguna prueba contra Rusia no la hubieran presentado ya ante los organismos internacionales?

En los seis meses transcurridos tras las elecciones presidenciales James Comey tuvo tiempo de investigar a Hillary Clinton, recopilar información y presentar sus conclusiones ante el Senado. Tuvo tiempo de presentar aunque fuera una sola prueba sobre la supuesta “injerencia rusa en las elecciones” que avalara sus afirmaciones. No lo hizo en ninguno de los dos casos, por razones obvias. No había ninguna voluntad de hacerlo. Su cese era obligado.

Desde los grandes medios corporativos y los partidos de la Globalización corporativa (incluidos los medios “progresistas” y la “izquierda neoliberal”) han criticado duramente el cese de Comey alegando que Donald Trump está tratando de impedir que Comey siga investigando sus “vínculos con Rusia” y la “injerencia rusa” en las elecciones que le convirtieron en presidente. De hecho Comey había solicitado a Trump “más recursos para la investigación”, según publicaba el New York Times. Pero en este punto debemos preguntarnos de qué “investigación” estamos hablando realmente. Niego la mayor:

No se puede investigar lo que no existe. Por esta razón todavía no han podido presentar ni una sola prueba sólida sobre la “injerencia rusa”. Si no lo han hecho no es porque exista un problema de falta de medios económicos o materiales, cuando Washington dispone de 17 agencias de inteligencia que en conjunto tienen un presupuesto que roza los 53.000 millones de dólares (el dato corresponde al año 2013, hoy en día es superior). Sino que se trata de una farsa política que se quiere eternizar porque forma parte de una estrategia más amplia destinada a criminalizar a una potencia en continuo ascenso a la que se quiere eliminar del tablero geopolítico global, siguiendo la “doctrina Wolfowitz” (1992). Así de sencillo.

Todo es pura propaganda de guerra, como lo es la “invasión rusa de Ucrania”, los “bombardeos rusos contra civiles en Siria”, o comparar a Vladimir Putin con el mismísimo Hitler, como hicieron Hillary Clinton y diversos medios de comunicación de forma vergonzante en varias ocasiones.

Pero además, si se trata de investigar los vínculos de las élites políticas estadounidenses con Rusia, podrían comenzar por investigar los vínculos que la propia Hillary Clinton y su jefe de campaña John Podesta mantienen con las élites rusas. Veamos algún ejemplo:

Como secretaria de Estado, Hillary Clinton, aprobó la venta de varias empresas mineras dedicadas a la extracción de uranio, principalmente la canadiense Uranium One, que fueron compradas por la Agencia Rusa para la Energía Atómica a través de la empresa Rosatom. De esta forma Rusia, la “malvada” Rusia, se ha apropiado del 20% de las reservas de uranio de EE.UU. Esto ocurrió bajo el mandato de Obama y Hillary. El propietario de Uraniun One y encargado de dirigir esta operación, estratégicamente nefasta para los intereses estadounidenses, fue el empresario Frank Giustra, amigo y socio de Bill y Hillary y miembro de la Fundación Clinton, fundación que recibe periódicamente sus jugosas “donaciones” en agradecimiento por los servicios prestados por los Clinton.

Por otro lado, el Grupo Podesta, co-propiedad del jefe de campaña de Hillary en las últimas presidenciales de 2016, John Podesta, fue contratado por los dos bancos privados más grandes de Rusia, Sberbank y VTV Capital, para que defendiera sus intereses económicos en Washington y tratara de dar marcha atrás a las sanciones aplicas por EE.UU. contra empresas y bancos rusos, dada su influencia dentro del gobierno de Obama. El banco Sberbank, en concreto, fue además el encargado de financiar la operación de compraventa de las empresas de uranio antes mencionadas, y el Grupo Podesta ejerció de intermediario entre el banco y la empresa minera Uraniun One, empresa a la que Podesta también asesoraba.

Es decir, que al mismo tiempo que Hillary Clinton y su director de campaña centraban sus ataques en la “injerencia rusa en las elecciones” y en los “vínculos de Trump con Rusia”, ambos trabajaban en favor de las empresas y bancos rusos a los que el gobierno estadounidense sancionaba, actuando en contra de los propios intereses estratégicos de su país y haciéndose ricos con todo ello. Todavía hoy en día tienen la desvergüenza de seguir con su campaña de propaganda acusando a Trump de mantener “vínculos con Rusia”. Increíble pero cierto. Si mantener “vínculos con Rusia” fuera por sí mismo un crimen imperdonable, los dirigentes “demócratas” serían los primeros en pisar la cárcel.

La cuestión es que Donald Trump, que en campaña electoral prometió juzgar o incluso “encarcelar” a Hillary Clinton si era elegido presidente, devuelve con este cese de Comey el golpe político y moral que supuso para su gobierno la forzada dimisión de Michel Flynn días después de ser nombrado Asesor de Seguridad Nacional, tras hacerse públicas unas conversaciones que Flynn mantuvo “en secreto” con varios funcionarios rusos, a pesar de que estas reuniones eran legales y legítimas y no supusieron ni mucho menos “una amenaza para seguridad nacional de EE.UU”.

Realmente este es otro capítulo más de la guerra interna entre las élites que se está desarrollando en Washington. James Comey es un funcionario del Estado Profundo al servicio de la guerra. Su cese debería ser tan sólo el primero de una larga lista nombres que Donald Trump necesita eliminar si pretende realmente “drenar el pantano” e implementar su propia agenda política exterior, tal y como prometió en campaña, a pesar de sus peligrosas contradicciones.

Posteado por: Javier | May 6, 2017

Ideología de género, mitos y mentiras

En diciembre del año 2011 se produjo un golpe tremendo para la conocida como “ideología de género” cuando el Consejo Nórdico de Ministros (Consejo Intergubernamental de Cooperación Nórdico: Noruega, Suecia, Finlandia, Dinamarca e Islandia) decidió cerrar el Instituto de Género Nórdico de Oslo (NIKK). El NIKK había sido el promotor en los países nórdicos de la ideología de género y proporcionaba la base “científica” a las políticas sociales y educativas que, a partir de 1970, contribuía a que los países nórdicos fueran más “sensibles al género”. La decisión de cerrar el Instituto fue tomada después de que la televisión estatal noruega emitiera el documental que está colgado abajo en dos partes, con subtítulos en español, en el que se expone el carácter absolutamente anticientífico de la NIKK y su “investigación”.

Es cierto que a nivel mundial hay una gran desigualdad en cuanto al número de mujeres y hombres que estudian carreras técnicas, donde los hombres son mayoría, con las carreras como derecho, enfermería o magisterio, donde la mayoría son las mujeres. Los ideólogos de género pretenden que esto demuestra que existen una serie de «estereotipos» y «roles» adquiridos desde la edad más temprana, que deberían ser eliminados por medio de la educación. En lugar de centrarse en la igualdad de oportunidades y derechos y la libertad de escoger, en lo que se centran es en propagar la idea de que el ser hombre o mujer no es una cuestión biológica, sino «cultural». Son roles que se adquieren y se deciden influidos por la cultura, la educación y el entorno, es decir, que no se “nace” hombre o mujer, sino que uno se “hace” hombre o mujer.

Sin embargo, resultaba que a pesar de todos los esfuerzos de los políticos e ingenieros sociales para eliminar los “estereotipos de género“, en los propios países nórdicos, considerados los de mayor «igualdad de género», las mujeres seguían optando por profesiones “femeninas” (por ejemplo, enfermeras, profesoras, etc), mientras que los hombres seguían prefiriendo “carreras masculinas” (por ejemplo, la de ingenieros, técnicos, trabajadores de la construcción, etc.), de forma similar a países considerados más «patriarcales» (según la denominación que utilizan los defensores de esta ideología). Las políticas de “igualdad de género” aplicadas desde hace décadas, en vez de ayudar, habían hecho que la tendencia fuese incluso más acentuada.

El efecto de este documental fue que la falsedad de la ideología de género quedó en evidencia y dejó en ridículo al Instituto ante la audiencia televisiva. Los ciudadanos de los países nórdicos empezaron a preguntarse por qué era necesario financiar con 56 millones de euros de los contribuyentes la promoción de una ideología basada en una “investigación” que no tenía ninguna credencial científica, así que retiraron la financiación al instituto. No es otra cosa sino DINERO, en forma de múltiples organizaciones, fundaciones y ONGs regadas con dinero público, lo que hace que los promotores-activistas de esta ideología la defiendan con tantas uñas y dientes.


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En relación con este tema de la ideología de género, hace un par de semanas se produjo en Twitter un choque contencioso entre Cassandra, la chica (o chico, pues su nombre oficial es Ramón) recientemente condenada por unos tuits con chistes sobre Carrero Blanco, y la famosa bloguera andrófoba que se hace llamar «Barbijaputa». Parece ser que la cuestión de fondo es que la hembrista Barbijaputa consideraba como «privilegiados» o miembros del grupo «opresor» a los transgénero que tienen pene (por eso mismo, es sabido que para las hembristas cualquier hombre, aunque sea el ser más hundido, desdichado y miserable del planeta Tierra, solo por ser hombre es un «privilegiado»). Esto, más tarde o más temprano, tenía que ocurrir. Esta ideología del género es tan desquiciada y tan desquiciante que sus defensores acabarán destruyéndose entre ellos en medio de acusaciones mutuas de pertenecer a uno de los grupos «privilegiados» u «opresores». Cuando pretendes dividir a la gente en tantos grupos y subgrupos, y colectivos y subcolectivos identitarios, y tu único credo es el victimismo y estar buscando «opresores» por todas partes, tarde o temprano uno de esos microgrupos que supuestamente es tu aliado por cualquier cuestión, en cuanto choque con tus intereses particulares, lo vas a convertir también en enemigo. Hay que entender una cosa: el activismo trans o transgénero, por supuesto, no tiene nada que ver con el respeto a los derechos de estas personas. No es más que una forma de tratar de legitimar el llamado «feminismo de tercera ola». Si resulta que el género es «fluido» y que podemos cambiar nuestra «identidad sexual» en cualquier momento, entonces, es que ser hombre y mujer son «construcciones sociales», que es lo que defiende el feminismo posmodernista de tercera ola. Este hembrismo, o neofeminismo, utiliza el caso de los transgénero para tratar de convencer de que sus tesis acerca de que los «roles femeninos» son «construcciones sociales» tienen un soporte supuestamente empírico. No obstante, caso de que haya un conflicto, siempre prevalecerá el lobby hembrista, mucho más poderoso y el que utiliza estas teorías para defender sus intereses. Cuando ya no necesiten a los transgénero para sus intereses particulares, los tirarán a la papelera y santas pascuas.

Posteado por: Javier | May 3, 2017

Recuperar la Ley Glass-Steagall

Esto, por el momento, no pasan de ser unas declaraciones de Trump en una entrevista realizada con Bloomberg News en la Casa Blanca, habrá que ser cautos y esperar a ver si es serio, pero, a priori, sería una buena y esperanzadora noticia que, por lo menos, volviera a ponerse sobre la mesa esta posibilidad de restaurar, o promulgar una nueva versión, de la Ley Glass-Steagall del año 1933.

No es la primera vez que esto sale a la luz, no obstante. Trump ya lo había dejado caer en campaña y hay numerosos republicanos y demócratas a favor de recuperar estos controles sobre el sector financiero. De hecho, la propia elección de Trump es explicable por cosas como que, cuando aún era candidato, anunciara su intención de evaluar la restauración de la Glass-Steagal en un país donde existe un monumental cabreo de gran parte del pueblo americano hacia el mundo de las finanzas, algo que, por supuesto, omitieron los medios de (des)información corporativos, empeñados en hacer el ridículo.

Cuando el entonces presidente, Franklin D.Roosevelt, aprobó en ese año la Ley Glass-Steagall, puso uno de los pilares donde se fundamentaría la prosperidad americana en las décadas siguientes. Roosevelt se dio cuenta de que si pretendía que su país prosperara económicamente, debía poner control al desenfreno bancario que, precisamente, había provocado el Crack del 29 y la Gran Recesión posterior. La Ley Glass-Steagall, promovida por el senador Carter Glass y el congresista Henry Steagall, pretendía separar la banca de depósito (la que guarda el dinero y concede créditos a los particulares), de la de inversión (la que invierte esos depósitos y esos créditos en el mercado, a veces bajo la forma de un conglomerado de activos tóxicos). Roosevelt declaró al poner en marcha la ley: «Prefiero rescatar a los que producen alimentos que a los que producen miseria».

La Ley Glass-Steagall tenía tres puntos esenciales:

1. Total separación entre la banca de depósitos y la banca de inversión.

2. Creación de un sistema bancario conformado por bancos nacionales, estatales y locales. La ley Anti-monopolio (Sherman Antitrust Act) impedía la competencia desleal entre ellos.

3. Los banqueros fueron vetados para participar en los consejos de administración de las empresas industriales, comerciales y de servicios.

La ley, por supuesto, sufrió sucesivos ataques desde la década de los 60, de parte tanto del sector financiero como de la Reserva Federal, sobre todo cuando estuvo dirigida por Alan Greenspan. Finalmente, en 1998 los bancos Travelers y Citibank consiguieron que Bill Clinton aprobase la Ley de Modernización de Servicios Financieros, una norma que derogaba la Glass-Steagall y que era prácticamente uno de los últimos pasos que quedaban para culminar la revolución neoliberal que se había iniciado en los años 80. La intención era fusionarse para construir una de las entidades más poderosas del planeta. Y así lo hicieron. Diez años después, estalló la actual crisis y, curiosamente, el que fue director general de Citibank por aquellos años, Sandy Weill, reconoció que permitir la fusión de los bancos comerciales con los de inversión fue un error.

Una cosa que es cierta y hay que reconocer es que, sin el desarrollo del sistema financiero (sin la banca de inversión y la comercial, sin los bonos corporativos y los soberanos, que han permitido movilizar recursos y agrupar riesgos), la economía no se hubiera desarrollado como lo ha hecho en los dos últimos siglos, y, probablemente, aún viviríamos en un mundo de pequeñas fábricas dirigidas y financiadas por los «maestros de la manufactura» de los que hablaba David Ricardo o de los pequeños talleres artesanos de la época de Adam Smith, respaldados por gobiernos pequeños y pobremente financiados.

El problema ha venido con el auge de las «nuevas finanzas», que empezó a finales de los 70 y principios de los 80 del siglo pasado. Las firmas financieras se han especializado en generar elevados beneficios para sí mismas a costa de crear burbujas de activos cuya insostenibilidad disimulan mediante la agrupación, la estructuración y técnicas similares. Cuando las burbujas estallan (como ocurrió varias veces en menor escala antes de la Gran Recesión de 2008), estas firman utilizan muy bien su peso económico y su influencia política para ser rescatadas y conseguir subvenciones de las arcas públicas, que luego deben ser vueltas a llenar por los ciudadanos de a pie a fuerza de aumentos de impuestos y recortes del gasto público en los estados del bienestar. Aunque hemos visto esto a nivel global desde 2008, a escalas más pequeñas se había venido repitiendo en todas partes del mundo, desde que empezó la era de los «big bangs» o de las desregulaciones financieras: Chile, EEUU, Suecia, Malasia, Rusia o Brasil.

Desde que las retribuciones de los directivos profesionales se ligaron a los beneficios a corto plazo de los accionistas de las empresas, aumentando astronómicamente sus emolumentos, todos hemos salido perdiendo. No es una cuestión de «envidia» o de «¿Qué más da lo que cobren estos gerentes mientras los accionistas también se beneficien?» o de «Si cobran, es que lo merecen?» (como dicen los apóstoles del «libre mercado»), sino de pérdida de eficacia económica. Es mucho más rentable para estos directivos o gerentes aumentar la productividad de las empresas (y los beneficios a corto plazo de los accionistas a los que están ligadas sus remuneraciones) a base de recortes de plantilla y bajada de sueldos que invirtiendo en I+D a corto plazo para desarrollar mejores productos y servicios para los consumidores. Igualmente, en el sistema actual, no importa tanto que los trabajadores (que son la mayoría de consumidores) tengan buenos sueldos con los que tener dinero suficiente para consumir esos productos y servicios. Las actuales reformas laborales ayudan a que sea más fácil aligerar plantillas y reestructurar las empresas para después venderlas con más facilidad. Hoy día, de hecho, para algunas empresas es casi más rentable entrar en negocios financieros que en los de economía real, que fue su mercado tradicional (como fue el caso de General Motors, en 2004 el 80% de sus beneficios procedían de su filial financiera; o en el de Ford: todos sus beneficios, entre 2001 y 2003, procedían de Ford Finance). Por algo, cada vez hay más paro, menos poder adquisitivo y menos innovación en los productos que tenemos a nuestra disposición.

Bueno, podría pensarse que esto no tendría sentido y que es suicida a largo plazo para las empresas. Sí, pero da igual. Probablemente, cuando los efectos negativos de esta precariedad en todos los sentidos salgan a la luz, muchos accionistas ya habrán vendido sus acciones, puesto que ese es su negocio y no desarrollar más y mejores productos y que haya trabajadores satisfechos con sus empleos y con capacidad económica para consumirlos.

Igual que para circular en coche, dado que ya no lo hacemos en carretas de bueyes, tuvimos que desarrollar los cinturones de seguridad, los airbags o los frenos ABS y múltiples regulaciones, con mayor razón hay que regular el sistema financiero, donde los accidentes también son terroríficos para millones de personas. Ahora bien, ¿Quién pone el cascabel al gato?

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UN MURO…¿Y LO PAGARÁ EL NARCO?

En otras noticias, aunque no simpatizo para nada con el republicano Ted Cruz (es más, es un tipo que me cae bastante antipático), no tengo problema en reconocer que ha tenido muy buena idea (y que podría ser exportable a otros países). La propuesta de Cruz consiste en asignar fondos a la edificación del muro con México (más bien la continuación, pues el muro lo inició Bill Clinton en 1993 y sus sucesores, Obama incluido, han ido reforzándolo) y la seguridad fronteriza con cualquier cantidad de dinero que el gobierno estadounidense decomise en el proceso judicial que se sigue al narcotraficante Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, conocido por “El Chapo”. Este figura ha sido el principal traficante de drogas de México hasta su captura definitiva en 2016 y su extradición a EEUU en enero de 2017, donde ahora se encuentra encarcelado en el Centro Correccional Metropolitano de Nueva York, a la espera de ser juzgado por cargos de tráfico de drogas, conspiración para asesinato y lavado de dinero, entre otros.

Por supuesto, sería aconsejable que este indeseable fuera ejecutado, yo soy partidario de ejecutar rápidamente (tras un juicio con todos los derechos y garantías, por supuesto) a estos criminales que trafican con narcóticos y que envenenan y destruyen a la juventud de nuestros países, pero la propuesta concreta de Cruz es decomisar 14.000 millones de dólares en ingresos de drogas y ganancias ilícitas, o sea, que cualquier ganancia obtenida ilegalmente de cualquier empresa criminal de narcotráfico encabezada por “El Chapo” y que sea penalmente confiscada por el gobierno de EEUU se reserve para medidas de seguridad a lo largo de la frontera con México, incluida la construcción del muro, con el fin de detener el flujo de drogas ilegales.

Con respecto al polémico muro (ya saben, ese a causa del cual nuestros políticos tan «concienciados» sufrían tanto hace unos meses por los «hermanos mexicanos»), al margen de que ampliarlo no es que vaya a tener una gran utilidad práctica, lo que es evidente es que un país tiene derecho a controlar su frontera y a frenar la inmigración ilegal, eso está claro. Las fronteras no sólo las delimitan accidentes naturales (como montañas o ríos), también barreras físicas construídas por el hombre, no pasa sólo en la frontera entre México y EEUU. Otra cosa es que históricamente, a todos los muros se les han encontrado vías para soltearlos, hasta el muro de Berlín no era infranqueable, el muro con el que Israel pretende aislar Gaza y Cisjordania es burlado también en muchas ocasiones, así como las vallas que separan Ceuta y Melilla del resto del territorio africano. Pero, sea más o menos útil el muro, el caso es que EEUU está legitimado para establecer o reforzar esas barreras en su frontera, más aún teniendo en cuenta que México es un estado fallido, incapaz de controlar el tráfico migratorio que le llega desde Centroamérica, y que también se ha dedicado a deportar por miles a los centroamericanos que han pescado en su territorio tras haber entrado ilegalmente (sin que nadie se escandalice por ello ni tache de «racista» al gobierno mexicano).

La polémica en este tema sólo puede existir para unos medios de «fake news» ya completamente desacreditados. Con un muro mayor o menor en la frontera, EEUU va a seguir siendo la mayor de las tierras de acogida. Los propios criterios de Trump durante las primarias republicanas y la campaña electoral, más allá de la caricaturización realizada por los medios deshonestos, se reducían a:

1. Expulsión directa de los miembros de bandas y pandillas reconocidos, fichados, y que todo el mundo conoce.

2. Regularización de los inmigrantes ilegales (Trump en varias ocasiones declaró que: «deseo que salgan, arreglen los papeles de forma adecuada, y que vuelvan porque los necesitamos (…) aquí hay un problema de gestión por parte del Gobierno, y a mi se me da muy bien gestionar»).

3. En resumen, se trata de expulsar e impedir la entrada de inmigración criminal, procedente de México o de donde sea, pero que los buenos y trabajadores inmigrantes, arreglen sus papeles y trabajen en USA.

Algo bastante sensato y, más allá de eso, por ejemplo, EEUU jamás va a deportar a los hijos de inmigrantes ilegales que llegaron al país cuando eran niños. El que piense que un país como EEUU haría eso es un ignorante absoluto. No es ni la tradición anglo-protestante jurídica del país ni el espíritu de ese pueblo iniciar deportaciones masivas sin ton ni son como si estuvieran en la Europa continental. Por suerte para esos que llegaron menores de edad, EEUU no es Europa. Lo que sí se endurecerán son las leyes de entrada y salida del país. EEUU tiene un sistema migratorio roto, anticuado, que debe actualizarse para que la inmigración sea de beneficio para todos.

Como dijo Theodore Roosevelt sobre la cuestión migratoria: «Ni mucha inmigración de los buenos, y ninguna de la mala».

 

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