Posteado por: Javier | julio 11, 2011

¿Qué significa ser conservador?

Este escrito de Russel Kirk es uno de los que más me gusta como definición del «conservadurismo» (así llamado en el mundo anglosajón, «liberalismo» aquí). Con Kirk no estoy de acuerdo necesariamente en todo (no pretendo ser un «clon» de ningún autor) pero estos 10 puntos, aunque sean algo muy genérico, son muy ilustrativos.

La verdad es que llevo unos días debatiendo en círculos en una polémica que cansa un poco. Mientras no paramos de divagar sobre «derechos» especiales para drogatas o puteros, si existen o no, y si defenderlos es «liberal» o no, lo cierto es que cada vez tenemos menos libertad. Cada vez menos libertad de expresión. Cada vez menos libertad confesional, lo de Francia con los velos musulmanes es un anticipo de lo que viene desde «Uropa», cada vez católicos, protestantes, musulmanes o judíos, de la confesión que sean, lo van a tener más difícil para manifestar su fe en público. Cada vez menos libertad económica, con nuestro futuro hipotecado por la tiranía bruselense, debiendo pagar la irresponsabilidad de otros, así como por las deudas contraídas que obligarán a que gran parte de lo que produzcamos vaya directamente a pagar esa deuda, unos verdaderos esclavos económicos. Los supuestos «derechos» basados en gustos, sentimientos o molestias particulares están creando una maraña asfixiante en medio de la cual cada vez es más difícil moverse en libertad, una expansión del Estado para garantizarlos y un derroche de dinero que nos maniata económicamente.

El liberalismo que defiendo busca limitar el Estado (no abolirlo o dejarlo como un cascarón vacío), garantizar y defender la libertad individual (no inventarse “derechos”), la libertad económica, la confianza en el mercado y la descentralización política. Es el que tiene sus orígenes en la SANTA BIBLIA, en John Locke, David Hume, Adam Smith, Alexander Hamilton, John Stuart Mill, Abraham Lincoln, Theodore Roosevelt, Winston Churchill, etc., etc., etc…, no en Spooner, Rand o Rothbard. Aquí conceptualmente es “liberalismo” pero en el mundo anglosajón es “conservadurismo” (como sabemos bien, el “liberal” en los EEUU es sinónimo de progre o izquierdista) y nunca he negado que el pensamiento que más me atrae es el “conservadurismo a la anglosajona”. En EEUU, el liberalismo clásico siempre se ha denominado “conservadurismo” y, si viviera en EEUU, me definiría como «conservative», obviamente.

La derecha liberal y democrática que defiendo es la de Ronald Reagan y Margaret Thatcher: es jurar sobre la Biblia, reducir el gasto público, proteger y defender la Constitución y el orden legal, libertad dentro de un marco de leyes, serio y de responsabilidad individual, dar oportunidades a todos para ganar dinero, en lugar del socialismo que no hace más que hacer más pobres a quienes ya son pobres («the poor poorer», como decía Thatcher), sin demasiada interferencia del Estado y no a base de crédito e inflación (un sistema monetarista), menos impuestos, reforzar las Fuerzas Armadas, no consentir que tiranos peludos, grasientos y marrones se dediquen a chulear a Occidente, eliminar subvenciones inútiles, luchar sin tregua contra los terroristas allí donde estén, luchar contra la inmigración masiva…, en un sistema monetarista y no inflacionista la mayoría de inmigrantes deberían marcharse pues la mayoría han acudido atraídos por las ayudas sociales del socialismo intervencionista.

Un Reagan o una Thatcher ni los tenemos en España, ni se les espera.

Ni un Bush padre, con el que nos conformaríamos a falta de un Reagan:

Lo que debe hacer, como LIBERAL y PATRIOTA, es decir NO a todo lo que vaya contra lo anterior:

¿Quiere que vengan inmigrantes en la misma medida que hasta ahora? Diga NO.

¿Quiere que los ilegales tengan acceso a los servicios públicos? Diga NO.

¿Quiere que voten extranjeros en las elecciones municipales de su localidad? Diga NO.

¿Quiere más socialismo? Diga NO.

¿Quiere que el Estado siga endeudándose? Diga NO.

¿Quiere más integración europea? Diga NO.

¿Quiére más gobierno central europeo? Diga NO.

¿Quiere rescatar a Grecia o Portugal para salvar el euro? Diga NO.

¿Quiere que Merkel dirija nuestra política económica? Diga NO.

¿Quiere un cuerpo policial «europeo» sin las garantías de nuestro ordenamiento legal? Diga NO.

¿Quiere “matrimonio” homosexual? Diga NO.

¿Quiere adopción homosexual? Diga NO.

¿Quiere subvenciones para los gays de Zimbabwe? Diga NO.

¿Quiere subvenciones para el cine o los sindicatos? Diga NO.

¿Quiere dialogo con países enemigos de Occidente como Irán, Siria o Corea del Norte? Diga NO.

El problema hasta ahora ha sido el «Sí» a todo, o el «que si sí, que si no». Hay que volver a decir NO, como Thatcher decía sin problemas:

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¿Qué significa ser conservador?

Por Russell Kirk

Los líderes conservadores, incluso desde Burke y Adams, han suscrito ciertas ideas generales que, a modo de definición, brevemente pondremos por escrito. Los conservadores desconfían de los que Burke llamaba “abstracciones”, esto es, dogmas políticos absolutos divorciados de la experiencia práctica y de las circunstancias particulares. De todos modos, creen en la existencia de ciertas verdades permanentes que gobiernan la conducta de la sociedad humana. Quizá, los principios fundamentales que han caracterizado al pensamiento conservador americano son los siguientes:

(1) Los hombres y las naciones están gobernados por leyes morales; y esas leyes tienen su origen en una sabiduría que es más que humana, en la justicia divina. En el fondo, los problemas políticos son problemas morales y religiosos. El hombre de estado sabio intenta comprender la ley moral y que su conducta se corresponda con ella. Tenemos una deuda moral con nuestros ancestros, quienes nos otorgaron la civilización, y una obligación moral con las generaciones que vendrán después de nosotros. Esta es una deuda ordenada por Dios. Por lo tanto, no tenemos ningún derecho a intentar forzar imprudentemente la naturaleza humana o el delicado tejido de nuestro orden social civil.

(2) La variedad y la diversidad son las características de una alta civilización. La uniformidad y la absoluta igualdad son la muerte de todo vigor real y de la libertad en la existencia. Los conservadores se resisten con imparcial fuerza a la uniformidad de un tirano o de una oligarquía, y a la uniformidad que Tocqueville llamaba “del despotismo democrático”.

(3) Justicia significa que todo hombre y mujer tiene derecho a lo que es propio, esto es, a las cosas que mejor se corresponden a su propia naturaleza, a la recompensa por su habilidad e integridad, a su propiedad y a su personalidad. Una sociedad civilizada requiere que todos los hombres y las mujeres tengan iguales derechos enfrente de la ley, pero esta igualdad no se debe extender a la igualdad de condición: esto es, la sociedad es una gran vida en común, en la cual todos tienen iguales derechos, pero no iguales cosas. La sociedad justa requiere un liderazgo sensato, diferentes recompensas a diferentes habilidades y un sentido del respeto y el deber.

(4) La propiedad y la libertad están inseparablemente conectadas; nivelamiento económico no es progreso económico. Los conservadores valoran la propiedad por si misma, por supuesto, pero aun la valoran más porque sin ella todos los hombres y mujeres están a la merced de un gobierno omnipotente.

(5) El poder está lleno de peligro; por lo tanto el buen estado es aquel en el cual el poder está controlado y equilibrado, restringido por constituciones y costumbres sensatas. Mientras sea posible, el poder político debe ser mantenido en las manos de las personas privadas. La centralización habitualmente es un signo de decadencia social.

(6) El pasado es una gran reserva de sabiduría. Como dijo Burke: “el  individuo es estúpido, pero la especie es sabia”. Los conservadores creen que necesitamos guiarnos a nosotros mismos por las tradiciones morales, la experiencia social y el entero y complejo cuerpo de conocimiento legado por nuestros antepasados. El conservador apela más allá de las epidérmicas opiniones del momento a lo que Chesterton llamaba “la democracia de los muertos”, esto es, las valiosas opiniones de los hombres y mujeres sabios que nos precedieron con su experiencia en el tiempo. El conservador, por decirlo de una manera breve, sabe que no nació ayer.

(7) La sociedad moderna necesita urgentemente a la verdadera comunidad, y la verdadera comunidad está a un mundo de distancia del colectivismo. La comunidad real es gobernada por el amor y la caridad, no por la compulsión. Por medio de las iglesias, las  asociaciones de voluntarios, los gobiernos locales y una variedad de instituciones, los conservadores se esfuerzan para mantener a la comunidad sana. Los conservadores no son egoístas, sino altruistas públicos. Saben que el colectivismo significa el fin de la comunidad real, sustituyendo la variedad por la uniformidad y la voluntad de cooperar por la fuerza.

(8) Los hombres y las mujeres no son perfectos, los conservadores lo saben; y tampoco lo son las instituciones políticas. No podemos hacer de la tierra un cielo, aunque sí podemos convertirla en un infierno. Todos nosotros somos criaturas, mezcla de bien y mal, y, si descuidamos las buenas instituciones e ignoramos los antiguos principios morales, lo malo en nosotros tiende a predominar. Por lo tanto, el conservador sospecha de todos los proyectos utópicos. Él no cree que, por el poder de la ley positiva, podemos resolver todos los problemas de la humanidad. Podemos esperar hacer nuestro mundo tolerable, pero no perfecto. El progreso solo se alcanza a través del prudente reconocimiento de las limitaciones de la naturaleza humana.

(9) Los conservadores están convencidos de que el cambio y la reforma no son idénticos: la innovación moral y política puede ser tanto destructiva como beneficiosa; y si la innovación es minusvalorada con un espíritu de presunción y entusiasmo, probablemente será desastrosa. Todas las instituciones humanas cambian de tiempo en tiempo, puesto que el cambio suave es la manera de conservar la sociedad, igual que es la manera de renovar el cuerpo humano. Pero los conservadores procuran reconciliar el crecimiento y la alteración esencial para nuestra vida con la fuerza de nuestras tradiciones sociales y morales. Con Lord Falkland, dicen: “Cuando no es necesario cambiar, es necesario no cambiar”.

(10) Entienden que los hombres y las mujeres alcanzan el máximo grado de felicidad cuando sienten que pueden vivir en un mundo estable de valores perdurables.

Por lo tanto, el conservadurismo no es simplemente la preocupación de la gente que tiene mucho dinero e influencia, no es simplemente la defensa del privilegio y del estatus. Muchos conservadores no son ni ricos ni poderosos. Pero incluso los más humildes de ellos obtienen grandes beneficios de los principios conservadores. Tienen libertad, seguridad de su persona y un hogar, igual protección de las leyes, el derecho a los frutos de su trabajo y la oportunidad de dar lo mejor que llevan dentro. Tienen el derecho a una personalidad en la vida, y el derecho a un consuelo en la muerte. Los principios conservadores cobijan las esperanzas de todo el mundo en la sociedad. Y el conservadurismo es un concepto social importante para cualquiera que desee igual justicia y libertad personal y todas las adorables viejas tradiciones de la sociedad. El conservadurismo no es simplemente una defensa del “capitalismo” (de hecho, la palabra “capitalismo” fue acuñada desde el principio por Karl Marx con la intención de implicar que lo único que defienden los conservadores son las bastas acumulaciones de capital). Pero los verdaderos conservadores defienden valientemente la propiedad privada y la libre economía, tanto por su bondad intrínseca como porque estos son los medios para lograr grandes fines.


Respuestas

  1. Tengo pendiente la lectura de este libro ,que creo es excelente .

    Barry Goldwater y Allisdair Mcyntire son otros dos grandes a tener en cuenta .

  2. También tengo pendiente adquirir ese libro. Por lo visto, es bastante bueno.

    A mí Barry Goldwater me interesaba hace algún tiempo, pero quizás era demasiado «jeffersoniano» (puede que no llegara a los niveles de Ron Paul y sus seguidores, eso sí), aunque no hay que negar que la campaña de los demócratas para derrotarle en las elecciones presidenciales de 1964 no pudo ser más sucia y rastrera, presentándolo como un belicista que iba a llevar al mundo al «holocausto nuclear»:

    Encima, los memócratas pervirtiendo el significado de «amaos los unos a los otros» y convirtiéndolo en un eslogán de marihuaneros con una guitarra y una margarita en la oreja.

  3. Leyendo «Capitalismo un ideal desconocido» de Ayn Rand, he tomado conciencia del daño que el conservadurismo le ha hecho al sistema capitalista. Las contradicciones son en principio filosóficas, las consecuencias de ellas son económicas, cumpliéndose la ley de causa y efecto. Por una lado tenemos el desatino de querer justificar el sistema capitalista en la biblia y la mera tradición, cuando desde el intervencionismo económica nos habla en nombre de la razón. Aparecen a raíz de esa endeble epistemología incoherencias como las leyes antimonopólicas, producto de no saber distinguir entre monopolio natural y artificial.

  4. No estoy de acuerdo, Flavio G, en que no se deba defender el capitalismo desde el punto de vista de la Biblia y la moral, sobre todo porqué es más moral que el socialismo, y eso trato de hacer en las entradas de esta semana. Empíricamente, a través de numerosos ejemplos que nos da la historia de la evolución económica de las naciones, sí sabemos o, como mínimo, tenemos la intuición de que el liberalismo económico es el mejor sistema, aunque los defensores recalcitrantes del socialismo o, como mínimo, del keynesianismo, empíricamente también, siempre sabrán encontrar un ejemplo puntual mediante el cual pretenderán desmontar esto. Cada vez que quiebre un banco y cada vez que rescaten la economía de un país supuestamente «liberal», tipo Grecia (ya vemos el «liberalismo» que ha habido en Grecia), otra vez a argumentar porqué, sobre la experiencia que tenemos, no es el socialismo ni el intervencionismo en la economía la solución.

  5. […] Julio. ¿Qué significa ser conservador? […]

  6. NeoLiberalismo mejor dicho.
    hay algún problema en que un país neoliberal (conservador) hayan gays, comunistas, putos pero que solo tengan sus ideas sus formas de pensar sin coaccionar a otros?
    si tu respuesta es «Sí» esa no es la esencia del liberalismo, esta claro que Rand, (que por cierto no soy objetivista, mas bien agnóstico y fui criticado duro por los randianos) tiene razón en cierta parte ella no defiende a un comunista, ni un maricon, ni mucho menos al que le guste lo raro, como bien dijo las ideas no delinquen los actos si, cualquier acción coarcitiva a otros, cualquier uso de estado para hacer valer su derecho por e mero hecho de quitarle la opinión o violentar otros derecho no sirve de nada, como los feministas radicales, ya que ellas no entienden que sob iguales ante la ley, mas bien busca privilegio más que el hombre haciendo uso del estado, para así callar al que no este de acuerdo.
    principios liberales básico.
    cada quien puede criticar, opinar desde su propiedad.
    si tu gobierna un país y no te parece justo que hayan comunistas, de liberal no tienes nada, hasta el mismo Locke se refería maa o menos que cada quien es libre de pensar, creer, etc en su propiedad que el estado no debe digamos ponerse en zapato del papel de Dios para imponer una moral.
    Yo creo que todo esto es mas bien un Neoconservadurismo


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