Posteado por: Javier | enero 8, 2012

Tema fiscal: ¿qué modificaríamos? (II)

Después de la introducción, vamos a ver qué se puede hacer con algunas figuras tributarias. Al contrario de lo que se piensa, globalmente la recaudación en España no es que sea muy alta y no es cuestión de aumentar porque sí los tipos impositivos cada vez que haga falta compensar déficits, sino de buscar una mayor eficacia.

En España el mayor peso del sistema tributario está concentrado en los impuestos directos. Sin embargo, en la práctica, nos encontramos con que aquello por lo que más se recauda son las cotizaciones sociales, y ello por la presión de los sindicatos a través de la negociación colectiva.

Querámoslo o no, mientras no estamos en un sistema que proteja determinados sectores de nuestra economía, vivimos en un mundo globalizado, con la repercusión que ello tiene sobre los salarios y los beneficios de nuestras empresas, con lo que sería más inteligente que el sistema tributario tendiera más a los impuestos que gravan el consumo: ya sea el IVA o los impuestos especiales sobre los hidrocarburos, el alcohol, el tabaco, el juego o la electricidad. Durante los años de crecimiento las continuas altas de trabajadores en la construcción, la venta de viviendas, las plusvalías y los grandes beneficios de las empresas e individuos involucrados en esos sectores hicieron que se recaudaran grandes cantidades de IRPF, IS y cotizaciones por la propia hinchazón de nuestra economía en torno al sector inmobiliario y la impresión engañosa de que los impuestos directos funcionan bien en España. En cuanto el sector de la construcción se rompió las cantidades recaudadas empezaron a contraerse y con ello el déficit (encima, el gasto publico no menguó, sino que aumentó).

¿Qué podríamos modificar?

IRPF: Es cierto que las rentas más altas pueden organizarse para eludirlo. Pueden trasladar su domicilio fiscal fuera de España, o a las CCAA en las que se pague menos IRPF o mediante empresas interpuestas. No obstante, pueden aumentarse temporalmente sobre estas rentas, aunque no se haga hasta un punto que provoque una fuga de capitales de España. El gravamen sobre las rentas del capital pueden aumentarse ligeramente, aunque no debieran superar el 22 o 23%, como mucho, para evitar la tentación de la economía sumergida (con independencia de que se tomen medidas frente a ella) y la fuga de capitales, ni castigar el ahorro y la inversión.

Impuesto sobre el Patrimonio: aparte de su dudosa constitucionalidad por la doble imposición, hasta no hace mucho, junto con Francia, España era el único país de la UE en que se pagaba, con una escala de tipos de carácter francamente expropiatorio y que hacía recaer toda la carga sobre la clase media, gente que puede tener un patrimonio medianamente grande pero no necesariamente mucha liquidez, aunque en 1993 se habían establecido unas exenciones para grandes fortunas que fueran empresas familiares. En todo caso, pudiera ser mantenido en su función, no recaudatorio, sino de control para evitar defraudaciones en el IRPF.

Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones: algo similar ocurre y debiera ser una figura tributaria a suprimir.

Impuesto de Sociedades: puede establecerse un amplio catálogo de deducciones por reinversión en España. También bajar el tipo general al 25%. Aumentar el 1% aplicable a las sociedades de inversión de capital variable (las famosas SICAVs), los fondos de inversión de carácter financiero, las sociedades de inversión inmobiliaria y los fondos de inversión inmobiliaria.

Cotizaciones: no son impuestos propiamente dichos, pero constituyen la principal fuente de recaudación, puesto que dependen del número de personas ocupadas y dadas de alta en la Seguridad Social, y de los desempleados, que también ingresan cotizaciones si reciben algún tipo de prestación económica, lo que ocurre en el caso de la mayoría de los 5 millones de parados que tenemos. En total, pueden llegar al 36% del salario y unidos a un SMI por encima de la productividad, junto con la indemnización de los 45 días de salario/año de servicio, en caso de despido improcedente, para los indefinidos, son una de las explicaciones de porqué se crea tan poco empleo en España, puesto que, al final, solo los sectores más productivos pueden soportar esto. Una buena solución sería reducirlas y compensarlas con lo que se recaude aumentando el IVA.

IVA: puede utilizarse una ligera subida como forma de compensar las reducciones de la cantidad que se ingrese por las cotizaciones, mediante un impuesto más neutro. Asimismo, el consumo privado hoy día es lo principal en nuestra economía con lo que es más fácil recaudar a través del IVA que de los impuestos directos, además de permitirse la posibilidad de establecer varios tipos, uno normal, otro reducido y otro superreducido para los productos básicos y de consumo general, algo esencial para las familias y personas de menos ingresos. Por otra parte, debiera eliminarse, al contrario de lo que se ha hecho, el tipo superreducidos a la adquisición de viviendas, por los motivos comentados hace dos entradas.

Impuestos especiales: también puede utilizarse su subida, sobre todo en productos no esenciales como el alcohol y el tabaco, como forma de compensar o incluso superar lo que no se recude rebajando otros.

La cuestión no es sencilla, es cierto, pero, ante todo, siendo nuestro principal problema el paro, debiera buscarse un aumento de la recaudación no solamente mediante aumento de los tipos, sino analizando cómo se puede crear más empleo que aporte nuevos contribuyentes, siendo justamente la situación contraria lo que fundamentalmente hace que la recaudación sea tan baja.


Respuestas

  1. Hola Javier,

    Estoy de acuerdo con muchas cosas de las expresadas por usted (Qué cosas. Un liberal-conservador como usted y un «furibundo izquierdista» como yo de acuerdo en estas cosas), pero quiero puntualizar alguna cosa porque la sensación de su redacción leida globalmente es de que usted quiere subir los impuestos indirectos y bajar los directos y, como hablamos en otro hilo, creo que ese no es el problema de nuestro país. Creo que debemos saber separar la teoría de los porcentajes con la realidad, y si miramos eso tendremos un cuadro mucho más sensato.

    – Impuesto de sociedades: Yo creo que aquí está la madre del cordero y uno de los capitulos que crean desigualdad fiscal en España. Usted aboga por reducir del 30% al 25% de forma general, algo que a mí no me parece necesario (30% me parece suficientemente bajo) pero que le compraría antes que la situación actual. Porque si el teórico actual es el 30% pero el real acaba siendo el 10%, pues oiga yo prefiero un 25% pero que se cumpla.
    Es muy importante, como convinimos el otro día, reducir las deducciones a casos verdaderamente únicos como la reinversión de beneficios y eliminar casi todas las demás para que el tipo real se acerque a ese 30 ó 25%.
    Otra cosa muy importante sería replantear las bases del IS y controlar las cotizaciones fraudulentas de rentas personales como IS y la introducción de consumos particulares de los «dueños» en la contabilidad de la empresa. Lo de ajustar amortizaciones y consolidar cuentas debe controlarse muy seriamente.

    – Impuestos indirectos: A mi no me importaría gravar algo más el consumo siempre que no se toque lo básico (alimentación, vivienda, etc.) y, sobre todo, establecer algún IVA especialmente alto sobre el «lujo» a modo de impuesto especial como se hace con la gasolina y el Tabaco.

    – Cotizaciones sociales: Aquí hay un gran terreno sobre el que trabajar. Yo creo que las cotizaciones empresariales están al máximo, al igual que las rentas del trabajo después de las subidas, y por lo tanto no se deben de subir. ¿Se deben bajar? Pues posiblemente sí, pero tendriamos que ver como compensamos este descenso, porque el sistema de protección social hay que mantenerlo.
    Usted ha propuesto subir impuestos indirectos. Yo creo más bien que se debería compensar con ingresos adicionales del I.S (con esa reforma que consiga acercar los tipos teóricos a los reales), aumentando la cotización del trabajador (que deberiamos compensar bajándo el IRPF) y con algún otro ingreso.

    Y en todo esto no debemos olvidar que es fundamental que empecemos a recaudar convenientemente de las operaciones financieras en base a algún impuesto supranacional, dinero con el que compensariamos muchos de los desfases del sistema y la sobrecarga de impuestos sobre las rentas del trabajao y las cotizaciones sociales.

    Saludos,

  2. Buenas noches, Pedro:

    Pues sí, es curioso, y me alegra que le haya interesado este tema.

    «la sensación de su redacción leida globalmente es de que usted quiere subir los impuestos indirectos y bajar los directos»

    Bueno, en realidad el IRPF pudiera subirse algo a las rentas más altas y las del capital, aunque en general, se centrase más el sistema en los indirectos. Ojo: no soy fiscalista y no es más que una observación mía el que tiene más sentido centrar el sistema fiscal en los impuestos indirectos, por la propia realidad de cómo funciona la economía española.

    «Es muy importante, como convinimos el otro día, reducir las deducciones a casos verdaderamente únicos como la reinversión de beneficios y eliminar casi todas las demás para que el tipo real se acerque a ese 30 ó 25%»

    Sí, para el IS había pensado en ese 25% con deducciones por reinversión.

    «Impuestos indirectos: A mi no me importaría gravar algo más el consumo siempre que no se toque lo básico (alimentación, vivienda, etc.) y, sobre todo, establecer algún IVA especialmente alto sobre el “lujo” a modo de impuesto especial como se hace con la gasolina y el Tabaco.»

    El 4% actual para el pan, leche, huevos, frutas, verduras, hortalizas, cereales y quesos o medicamentos creo que está bien, pues son productos «de primera necesidad». En los demás casos, había pensado en que pudieran quizás subirse en dos puntos, al 10 y al 20%.

    ¿Sobre el lujo, ha pensado en servicios y productos concretos?

    «Yo creo más bien que se debería compensar con ingresos adicionales del I.S (con esa reforma que consiga acercar los tipos teóricos a los reales), aumentando la cotización del trabajador (que deberiamos compensar bajándo el IRPF) y con algún otro ingreso».

    En realidad, tampoco lo veo una mala solución, puesto que la entrada son una serie de ideas no necesariamente «dogmáticas». El caso es que la cuestión sería buscar un equilibrio, no cargando casi todo el peso fiscal en las rentas del trabajo, que reconozco que es un poco injusto, ni convirtiendo casi en un lujo crear empleo.

    Por lo demás, en gran parte coincido en que en buena medida el problema también está en las cantidades que se quedan en el limbo por falta de eficacia y de medidas en los controles. Es un tema para que los expertos lo estudien, si recuperando este dinero que se pierde puede hacerse innecesario tener que subir los impuestos.


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