Posteado por: Javier | agosto 16, 2012

Contra la demagogia sobre los inmigrantes y la cuestión sanitaria

Uno de los temas veraniegos que más polémica está generando es el del fin de la atención sanitaria pública a los «sin papeles». El Ministerio de Sanidad de …. (bueno, no recuerdo quién, pero da exactamente igual) ha aprovechado el mes de agosto para lanzar varios globos sonda en esta cuestión. 

Primero, el Gobierno anunció que este colectivo no tendría derecho a las prestaciones sanitarias. Después, poco menos que invitó a estos inmigrantes a abandonar el país y retornar a sus lugares de origen. Y, por último, al final precisó que cuando haya que asistir de urgencia a una persona en situación migratoria irregular se reclamará el coste de dicha atención a su país de origen. De momento, dado que el Gobierno es incapaz de hacer nada serio, aparte de ocurrencias y globos sonda, lo cierto es que a finales de mes se cortará la asistencia sanitaria pública a los inmigrantes ilegales (aunque los gobiernos autonómicos de Andalucía, País Vasco, Asturias, Cataluña y Canarias dicen que seguirán dándola), al anularse las tarjetas sanitarias pertenecientes a irregulares empadronados, salvo en los casos de las urgencias, las embarazadas y los menores, siendo el requisito para ser atendido, en los demás casos, estar dado de alta en la Seguridad Social. Aparte, hasta el 31 de agosto, los inmigrantes que hubieran obtenido la tarjeta sanitaria en situación irregular y estén ya en condición legal deberán regularizar su situación sanitaria, al igual que aquellos europeos que todavía no se hubieran inscrito en el Registro Central de Extranjeros.

 El Gobierno prevé un ahorro de 500 millones de euros al año, al quedar unos 150.000 extranjeros sin tarjeta sanitaria, aunque esto parece muy exageradamente optimista. Puesto que, tomando en consideración el gasto medio de un español en servicios sanitarios, unos 1.600 euros por persona, en todo caso, la cifra más alta sería de 240 millones de euros. Y eso suponiendo que un extranjero gaste de media lo mismo que un español, lo cual vamos a ver que no es así.

Una idea muy generalmente extendida y un poco demagógica es que los inmigrantes consumen una gran cantidad de recursos sanitarios. Vamos a ver, yo soy el primero que piensa que debemos buscar que la inmigración que llegue lo haga de la forma más racional posible, es decir, la que sea necesaria. La inmigración masiva acaba siendo una fuente de conflictos por la enorme heterogeneidad que crea dentro de un país, aparte de que no tiene demasiado sentido un inmigrante aquí que no tenga empleo y ahora, de hecho, con la crisis muchos están volviendo a sus países de origen, puesto que esto no es una posada ni una hospedería. Hay muchos argumentos tontos como el «total, lo españoles hace años éramos emigrantes también» o, una tontería aún mayor, la dichosa frasecita «ningún ser humano es ilegal», como si lo que fuera «legal» o «ilegal» fueran las personas, no las situaciones o las conductas. Quienes piensan eso creen normalmente que el problema de la pobreza se soluciona con una limosna, con la que, aparte, limpiamos nuestras conciencias, en lugar de ayudar a esa gente a que salgan del subdesarrollo en sus propios países (normalmente, con más libertad y más oportunidades de comerciar libremente con sus productos).

Pero igual de tontos son el considerar que todos sean delincuentes (aunque las estadísticas de delincuencia en España entre inmigrantes sean muy superiores a la de españoles) o que todos vengan solo a chupar del bote y beneficiarse de ayudas públicas (aunque los haya). Muchos vienen solo a buscar un mejor futuro, eso no se pone en duda, aunque el país actualmente poco futuro pueda darles (de hecho, quienes inflan las estadísticas de pobreza relativa actualmente son sobre todo inmigrantes), cuando difícilmente puede dar ese futuro incluso a los jóvenes españoles.

Esta reforma, en teoría, se basa en el gasto que originan los extranjeros en el sistema público de salud. Sin embargo, si miramos la cuestión atentamente, veremos que pretender que este gasto es inmenso o que los extranjeros van a colapsar el sistema sanitario por una «sobreutilización» es algo totalmente equivocado y demagógico:

1. La población inmigrante suele vivir en condiciones que les dificulta acceder a los servicios sanitarios por cuestiones de desinformación o diferencias culturales o lingüísticas (estas últimas, no en el caso de los latinoamericanos, por supuesto).

2. La mayoría de los inmigrantes goza de buena salud debido a que suelen ser los más jóvenes en edad laboral de cada país quienes emigran, quienes no tienen necesidad de usar tan asiduamente la sanidad pública. Precisamente, uno de los dramas de la emigración masiva que hay quienes defienden es que deja los países del Tercer Mundo casi totalmente descapitalizados y con una fuerza laboral precaria, al quedar allí los más ancianos y enfermos.

3. Otra idea muy común es la del «turismo sanitario», según la cual, si los inmigrantes reciben atención sanitaria gratuita, eso es como un «efecto llamada». Este argumento no es muy sostenible, puesto que, según estadísticas, solo el 4% de los inmigrantes se trasladan a España expresamente por cuestiones de salud, de que esperen recibir una atención mejor que en sus países de origen. La inmensa mayoría lo hace por razones laborales, algo cada vez más precario en nuestro país.

4. Otra idea generalizada pero muy discutible es que los inmigrantes sobrecargan el sistema sanitario. Además de por las cuestiones anteriores de edad o desconocimiento, en relación con lo anterior, para este colectivo, la salud no suele ser la prioridad, sino encontrar un trabajo como sea, y en la mayoría de las ocasiones en lo que sea. De hecho, por ejemplo, en Andalucía (aunque no sea la región con mayor cantidad de inmigrantes), en el año 2011 la atención primaria a este colectivo supuso el 1% del total de las asistencias y las de urgencias alcanzaron un 2,3%. En toda España, la frecuencia hospitalaria por 100 habitantes es de 8 para los españoles y 5,8 para los extranjeros. Pero incluso en los ingresados, los extranjeros gastan menos: 4.710,41 euros de los originarios de países pobres por 6.759,94 de los españoles. Ni siquiera usan más las urgencias: el número de visitas a este servicio corresponde con el 40,6% de la población inmigrante frente al 44,6% de la nacional. Solo hay un caso en que es cierto que hay, proporcionalmente, más extranjeras que españolas: en las unidades de maternidad. Algo obvio, dado que los españoles no tenemos hijos, la tasa de natalidad de los extranjeros nos supera, aun siendo ellos menos. La explicación, por supuesto, es la del punto 2: los inmigrantes son, en general, más jóvenes, los fuertes de cada casa, que son los que emigran para poder enviar ayuda a sus familias en los países de origen.

5. Por lo que respecta al consumo de farmacia, la media está en 381 euros por persona y año. Pero la proporción entre autóctonos y extranjeros es casi de uno a cinco: 96,5 euros para los inmigrantes y 446,4 euros para los nacionales.

6. Normalmente, aparte de ser jóvenes que rondan los 30 años, ciertos malos hábitos como fumar o el sobrepeso, no están tan extendidos entre los inmigrantes.

7. Incluso numerosos extranjeros en situación legal en España, cotizando y pagando impuestos, no usan con demasiada asiduidad la sanidad pública al estar contratados en algunos de los sectores más precarios de la economía, lo que les dificulta hacer uso de algunos servicios en los horarios habituales de consulta. Por ello, normalmente suelen acudir más a Urgencias, aparte de que su pertenencia a las clases bajas y su nivel cultural les induzca a un mayor consumo de las prestaciones de urgencia ambulatoria y hospitalaria.

No digo que la sanidad sea un «derecho» (eso es otro debate) ni que no necesite reformas. Lo esencial es que, como en otras cuestiones, el Gobierno, siguiendo la agenda que le marcan desde fuera, solo se dedica a recortar gastos cómo sea, de lo primero que encuentre a mano, en este caso de la sanidad pública (junto con los ajustes que ya hizo a principios de año), en lugar de combinar un ajuste del gasto con un marco asistencial distinto, pero claro, expreso y con unos mínimos de calidad para todos. Parece lógico que se busque más equilibrio entre el coste y los tratamientos que reciben los extranjeros no regulados, pero cuestión diferente es inducir al miedo a que el sistema sanitario va a quebrar por la sobrecarga y la avalancha de extranjeros acudiendo a él (cuando, como he dicho antes, cada vez son menos) o dejar de prestar asistencia.

Y, desde luego, no deja de ser irónico que el Gobierno implícitamente mande el mensaje de que la culpa del colapso de la sanidad pública, como de otras cosas, es de los inmigrantes, como si, a la vista de las cifras, el gasto ocasionado fuera desorbitado, azuzando incluso sentimientos xenófobos, cuando precisamente es gobernando el PP cuando ha entrado en España la cantidad más ingente de extranjeros, sobre todo ilegales (el 11-M, no olvidemos, fue planificado y ejecutado por terroristas moros llegados a España gracias a esas políticas), desde luego, no en menor medida que con el PSOE, que es el partido que tiene la fama de «blandito» con la inmigración.

Motivos para atender médicamente a los inmigrantes, aunque sean ilegales, puede haber varios. Ya sea, el hecho de atenderles, por motivos pragmáticos: puede haber caso de que haya alguno que traiga alguna enfermedad autóctona de su país y, en ese caso, sería un riesgo no solo para ellos sino para los españoles. O ya sea simplemente por motivos humanitarios, aunque después se les repatríe.

Una cosa es que los inmigrantes ilegales y aquellos que queden en el desempleo sean devueltos a sus países de origen y otra que se les niegue asistencia médica, lanzando el mensaje de que son los causantes de todos los problemas. Muchos inmigrantes causan problemas, pero no todos los problemas actuales de España proceden de ellos.


Respuestas

  1. Muy buena entrada, caballero, como es habitual. Quería comentar ahora que tengo más tiempo:

    En primer lugar, creo que es indeseable que se deniegue la asistencia sanitaria a los «inmigrantes ilegales». Es una decisión irresponsable y lo que es peor, peligrosa tanto para ellos como para nosotros.

    «Vamos a ver, yo soy el primero que piensa que debemos buscar que la inmigración que llegue lo haga de la forma más racional posiblE»

    Por supuesto, lo que pretendemos es eso, racionalizar todo esto.

    También obviamente de acuerdo con usted en lo de las frasecillas tontas que habitualmente se usan. De hecho es curioso – una vez más demuestra que tiene que existir algún cable electrónico entre nosotros ya que lo comenté ayer mismo, y ridiculicé esa frase de «nosotros emigrábamos también». Dije, será su puta madre pero yo no «emigro» a ninguna parte – en todo caso soy y seré posiblemente expatriado, cosa distinta. También recuerdo a una chica rellenita y torpe que llevaba la camiseta esa de «ningún ser humano es ilegal». Lo entiendo de su parte, pues su gordura debería ser delito pero en fin…

    «Pero igual de tontos son el considerar que todos sean delincuentes (aunque las estadísticas de delincuencia en España entre inmigrantes sean muy superiores a la de españoles)»

    Ojo con esto también, Javier — depende de qué delitos. Por ejemplo, es totalmente cierto en los delitos contra la integridad física del género femenino (prefiero llamarlos así antes que «violencia machista» que es de los progres repugnantes) son perpetrados por ecuatorianos y otros latinoamericanos y magrebíes. Sin embargo, creo que en la cuestión de hurtos, estamos a la par entre españoles y no españoles.

    «o que todos vengan solo a chupar del bote y beneficiarse de ayudas públicas (aunque los haya).»

    Javier – declaraciones como esas son irresponsables y tóxicas. Hay que evitarlas y me alegro que lo señale como demagogia y fruto de gente ignorante.

    Eso no quita que tenemos que esforzarnos más como país a la hora de deportarles – esto tiene que pasar porque no cabemos todos.

    «La población inmigrante suele vivir en condiciones que les dificulta acceder a los servicios sanitarios por cuestiones de desinformación o diferencias culturales o lingüísticas (estas últimas, no en el caso de los latinoamericanos, por supuesto).»

    Sí – eso de que «colapsan» el ambulatorio es mentira – en todo caso es obvio que en los distritos donde hay más inmigrantes, SE VEN MÁS, pero lo mismo podríamos decir de las marquesinas de autobuses.

    Los que sí realmente colapsan la Sanidad en España de forma muy evidente son los ancianos españoles que están todo el día de pastillas. Pregúntele a cualquier español en la barra sobre si conoce a algún abuelete pastillero o que van al médico constantemente por cualquier estornudo.

    «Algo obvio, dado que los españoles no tenemos hijos, la tasa de natalidad de los extranjeros nos supera, aun siendo ellos menos.»

    Bueno, nadie tiene la culpa de que las españolas no quieran parir.

    «Por lo que respecta al consumo de farmacia, la media está en 381 euros por persona y año. Pero la proporción entre autóctonos y extranjeros es casi de uno a cinco: 96,5 euros para los inmigrantes y 446,4 euros para los nacionales.»

    Je, efectivamente – no conocía yo estas cifras pero lo veo – las farmacias están literalmente tomadas por ancianos españoles achacosos.

    «Normalmente, aparte de ser jóvenes que rondan los 30 años, ciertos malos hábitos como fumar o el sobrepeso, no están tan extendidos entre los inmigrantes.»

    Correcto, salvo en los del este de Europa, que suelen fumar y beber más.

    Realmente lo que tenemos en España no es un gobierno de derechas, conservador – tenemos el Partido de Torrento: «Ej que ejtoj inmigrantej, joé, nos están invadiendo. Míra lo que ha dicho la Merkel, que hay que ponerse las pilas coño!» El gobierno de Mariano Rajoy es un desastre sin precedentes para España y su futuro.

    «Muchos inmigrantes causan problemas»

    Sí, aunque realmente el que está causando los problemas más graves es blanco, español, tiene gafas y barba, y una cara de idiota gilipollas que no puede con ella. Se trata de Mariano Rajoy.

    «pero no todos los problemas actuales de España proceden de ellos.»

    Casi ninguno, diría yo – ellos son simplemente un síntoma de un problema moral español.

  2. JAJAJA, MUY AGUDO, caballero, en esto:

    «Realmente lo que tenemos en España no es un gobierno de derechas, conservador – tenemos el Partido de Torrento: “Ej que ejtoj inmigrantej, joé, nos están invadiendo. Míra lo que ha dicho la Merkel, que hay que ponerse las pilas coño!”

    «Sí, aunque realmente el que está causando los problemas más graves es blanco, español, tiene gafas y barba, y una cara de idiota gilipollas que no puede con ella. Se trata de Mariano Rajoy.»

    Sí, en lugar de Partido Popular, debiera llamarse Partido Torrentil. Tendrán cada uno dos carreras, una oposición y un master, pero los sentimientos que tratan de azuzar son genuinamente torrentiles. Una muestra de que se puede tener dos carreras, una oposición y un master y ser un soberano necio.

    «Ojo con esto también, Javier — depende de qué delitos. Por ejemplo, es totalmente cierto en los delitos contra la integridad física del género femenino (prefiero llamarlos así antes que “violencia machista” que es de los progres repugnantes) son perpetrados por ecuatorianos y otros latinoamericanos y magrebíes. Sin embargo, creo que en la cuestión de hurtos, estamos a la par entre españoles y no españoles.»

    Los hurtos y pequeños robos con fuerza en las cosas, y atracos, sí. Es más, suelen perpetrarlos mucha gente procedentes de ambientes relacionados con la droga o marginales, enganchados que están buscando un poco de dinero para su dosis, pero de nacionalidad española, y, normalmente, si son de otra etnia, gitanos, aunque en todo caso, de origen autóctono.

    En cuanto al tabaco, es cierto los del Este de Europa y los chinos tengo entendido que también son muy aficionados a fumar, por lo visto en China en las relaciones sociales el tabaco es algo muy popular (aunque en eso no es muy distinto a lo de aquí). Los que rara vez he visto fumar es a negros (casi nunca a estos), magrebíes y tampoco demasiado a los latinoamericanos.

    En cuanto a las farmacias, pues sí, raramente he visto a extranjeros (si acaso habrá más en los barrios donde haya más inmigrantes), pero sí todo el día repletas de ancianos atiborrándose de jarabes y pastillas. No digo que muchos no las necesiten, pero algunos son con los jarabes y pastillas como los niños con los caramelos.

  3. Hola,

    Estoy esencialmente de acuerdo con la entrada y, también, con el comentario de Alfredo.
    La cantidad de dinero que se puede ahorrar con esta medida es muy limitado. Si ese es el origen (que lo es), es algo que no podemos defender. Otra cosa es que nos planteemos, como un debate más sereno y más largoplacista, qué derechos realmente debe tener un ilegal en España y qué se le debe limitar.

    El hecho de no atender a alguien que tiene enfermedades contagiosas es un ejemplo bastante obvio de que esta medida ha sido tomada sin pensar. Puedes crear problemas de salud pública por medidas como estas.

    Al final parece que lo que se pretende de forma subyacente, a parte de obedecer a Merkel que es la razón principal, es «empujar» a los inmigranes ilegales a salir del país. Claro, una vez aquí la pregunta es clara ¿no hay otra manera de hacer esto que no sea quitándoles atención sanitaria?
    En vez de ser absolutamente contundente con las expatriaciones, que es el camino, nos dedicamos a hacer cosas como estas que no valen para nada. No creo que ni un solo inmigrante ilegal deje España porque no puede acceder al sistema nacional de salud.

    Ah! por cierto, os cuento una consecuencia colateral de la reforma sanitaria del PP. El otro día mi novia intentó renovar la tarjeta sanitaria europea a través de internet, porque nos vamos unos días a Italia. Cada vez que cargaba la solicitud le llegaba un emial dando error, mientras a mi no me daba problemas.
    Al día siguente llamó a la seguridad social y explicó que no podía renovarla. Le preguntaron si trabajaba y ella dijo que sí, y luego le preguntaron si tenía un contrato indefinido. Mi novia tiene un contrato de investigación que es por obra y servicio, por lo tanto no es indefinido.
    «Ah vale, pues es por eso, solo puedes pedir la tarjeta sanitaria europea si tiene un contrato indefinido»….O sea, quienes tengan un contrato temporal, por obra y servicio o en las infinitas modalidades a parte de los indefinidos (el 90% de los jóvenes) no pueden tener la tarjeta sanitaria europea para que te atiendan en otro país de la UE.
    Al menos le dieron una opción, que fue que se sacase un certificado temporal de viaje, que fue a tramitar ayer. Pero cada vez que salga de España (e imaginad una persona que se dedica a la investigación y que viaja asiduamente a congresos en otros países) debe tramitar este documento. Luego dicen que los españoles perdemos el tiempo…

    Este es uno de los efectos colaterales de las reformas de este gobierno. Para que luego haya quien piense que estas reformas solo afectan a los extranjeros.

    Saludos,

  4. […] la derecha: los homosexuales no son los “enemigos” de España ni los inmigrantes “colapsan” la Sanidad. Antes de abrir la boca, necesitáis más información y más contemplación. Tu voto:Me gusta:Me […]

  5. Javier: Yo tampoco he visto fumar a muchos negros o latinoamericanos. De hecho en EEUU es igual – los que más fuman/beben suelen ser blancos eso si, pobres, como rumanos,rusos, etc.

    Pedro: ¡Anda! No sabía que se ha llegado a ese extremo. Eso no es nada – imagínate cuando llegue el «rescate».

  6. Pedro:

    Muy fuerte lo que cuenta de su novia y la tarjeta sanitaria europea, y lo que queda… a este paso, ni del país podremos salir.

    Lo que se busca con esta medida es invitar a los ilegales a marcharse, como el Gobierno va como pollo sin cabeza y no es capaz de controlarlos, e intentar dar una imagen de «dureza» contra la inmigración, en una época en que muchos son muy susceptibles de pensar que los inmigrantes «nos invaden, se quedan con todo», o son la causa de todos los problemas. Tampoco pienso que haya muchos que por no tener acceso a la sanidad pública vayan a marcharse, de todas formas, sin sanidad y todo aquí viven un poco mejor que en sus países, lo único que se va a crear es un problema sanitario al no atenderse a los que tengan enfermedades contagiosas, en fin las cosas de este Gobierno de Jaimitos.

    Que pasen unos buenos días en Italia.

    Saludos.


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