Posteado por: Javier | julio 14, 2013

A Rajoy le explota un “barcenazo” en la cara

¡Lo que le faltaba a Mariano Rajoy!

Hace unas semanas expuse el porqué el Gobierno debía dimitir en bloque e inmediatamente, después de que, tras un año y siete meses de legislatura, no solo no haya cumplido en absoluto con el programa electoral por el que fue votado, sino que, peor todavía, ¡¡HA HECHO TODO LO CONTRARIO!!, en una situación de cada vez mayor deterioro político, económico y social de España (aunque, a este paso, vamos tener que hablar de “la antiguamente denominada España”).

Y ahora esto. El “Barcenazo” que acaba de estallar. La confirmación de que Rajoy no solo ha apoyado a Luis Bárcenas, sino que han mantenido contacto vía SMS al menos hasta marzo de 2013. ¿Y con qué fin? Para transmitir a Bárcenas su apoyo y ánimos y, de paso, pedir al ex-tesorero del PP que negara la contabilidad B en el partido y los sobresueldos. El propio Bárcenas los ha destapado cuando desde su antiguo partido lo han tachado de ser «un delincuente que ha hecho de la mentira su estilo de vida».

AQUÍ pueden ver el intercambio de SMS entre Rajoy-Bárcenas: no tienen desperdicio.

Desde que empezó toda la historia en torno a Bárcenas, tanto Rajoy como el PP han estado cruzando los dedos para que cerrase el pico y pidiéndole que resistiera. Pero Bárcenas, encerrado en una celda, ya no ha aguantado más y la gota que ha colmado el vaso han sido los insultos que ha recibido. ¿Alguien puede creer que, cuando un individuo ha sido durante 28 años el dueño, amo y señor de las finanzas del PP, cuando se descubre que tiene una cuenta en Suiza con 22 millones de euros, eso “no tiene nada que ver con el partido”?

Tengo entendido que Rajoy, al parecer, va a comparecer este lunes. La verdad es que es irrelevante lo que tenga que decir. Lo fundamental es que no puede salirse con la suya y debe ser obligado a dimitir y convocar nuevas elecciones cuanto antes. No porque él sea un corrupto, sino por haber intentado tapar a uno. Pero, al final, el sepulturero ha sido Bárcenas, del cadáver político de Rajoy.

¿Tan difícil sería aquí algo como lo de Islandia en el año 2009?

Este escrito que reproduzco a continuación (aunque ya lo tenía enlazado en artículos interesantes) lo publicó Mike en su blog, El Republicano Digital, hace cuatro años y, cómo no, está plenamente vigente, pues explica magníficamente bien por qué no ocurre nada en España:

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CORRUPCIÓN

Jared es un amigo de Idaho que visita El Republicano Digital a diario. Vivió durante  casi dos años en España.  Le gusta leer la prensa española, aunque poco a poco ha ido discriminando los diarios que prefiere consultar, dejando de un lado los que él llama “manuales políticos”. Esta mañana, a eso de las 6.30, leí un mail que él me envió unas pocas horas antes.

Me habla, casi con espanto, de tantos casos de corrupción como ha conocido en los medios digitales españoles. Lo que más parece impactarle es el elevado caso de políticos que están mezclados es asuntos turbios. Considera más normal, por explicarlo  de algún modo, que ciertos hombres de negocios entren en el mundo turbio del dinero sucio, aún a riegos de ser descubiertos. Pero, en lo que se refiere a los políticos y sus partidos, confiesa que, visto desde fuera, este país al que tanto le gusta presumir de lo bien que se hace todo aquí comparado con lo mal que lo hacen los demás, americanos y europeos incluidos, parece reproducir una película de esas en las que los capos mafiosos dirigen una ciudad, por encima del alcalde y el resto de máximas autoridades.

Reconozco que la comparación duele, sobre todo viniendo de un extranjero que conoce bien esta tierra y sus costumbres. Si fuera la opinión de un turista que viene por dos semanas a visitar playas y bares, para volver después a su casa a contar a sus vecinos como de baratas son aquí las borracheras, y lo fácil que sale uno de comisaría después de haber  provocado algún altercado, pues me daría completamente igual.

El caso es que un americano suficientemente objetivo y culto, a la vez que enamorado de lo bueno de España, más conocedor de su historia, costumbres y gastronomía que muchos españoles, me plantea un análisis que coincide punto por punto con lo que yo estuve hablando con otro amigo tan solo un par de semanas antes. Él formula la siguiente pregunta: ¿Cómo puede España soportar todo esto?

La conclusión es muy interesante. Creo que muchos hemos llegado también a ella, pero no parece que seamos los suficientes como para mover las conciencias necesarias.

El español medio no tiene costumbre de ser, o no quiere ser, un ciudadano consciente de sus obligaciones, pero tampoco de su verdadero poder y derechos. El español medio no piensa como un ciudadano del que emana la soberanía ni la facultad de elegir gobernantes a los que exigir dedicación, honradez y diligencia. El español lleva siglos siendo vasallo de sus gobernantes, porque  vive en un país donde los primeros y principales derechos en tenerse en cuenta son los de el estado, el gobierno y los poderes que, dicho sea de paso, no mantienen la separación e independencia deseadas.

El español paga sus impuestos porque papá estado, el omnipresente y omnipotente gran hermano que le tutela, le obliga a ello, ofreciéndole después la ilusión de que le regala los servicios necesarios por la intrínseca magnanimidad del sistema. El español medio no es consciente de que el bienestar del que pueda disfrutar en ocasiones proviene precisamente de su propio dinero, el que papá estado le resta de su nómina y demás impuestos que le cobra a diario, como tampoco termina de ser consciente de que un presidente, un rey, un alcalde o cualquier otro mandatario deberían estar obligados a servir al ciudadano antes que pasear en lujosos vehículos oficiales, vivir en mansiones, comer en restaurantes caros y veranear en lugares bien aislados del común de la gente.

El español medio desprecia, pero solo de palabra, que sus dirigentes sean distantes como una casta superior a la que aclamar a su paso. Pero el español medio no se atreve a defender sus propios derechos, que deberían ser irrenunciables. Parece que le avergüenza exigir atención porque paga sus impuestos, que es cosa de extranjeros y queda muy bien en las películas americanas.. Soporta con enfado, pero soporta, que la clase política se vea salpicada a diario, casi literalmente a diario, por asuntos sucios. Para un español medio los sinónimos más próximos a “ayuntamiento”, sea éste de un pueblo o de una gran ciudad, son términos que definen delitos o conductas reprochables, como corrupción, cohecho, prevaricación, tráfico de influencias, nepotismo, amiguismo, contrataciones irregulares, abuso de poder… etc.

El español medio asume todo esto como un mal con el que hay que convivir, y renuncia a movilizarse para exigir a sus dirigentes lo que ellos deberían ofrecer por sí mismos. Todo esto se ha hecho bien patente en estos dos últimos años de tremenda crisis, durante los cuales los poderes que deberían haberse contrarrestado por el bien y la estabilidad de la sociedad no han hecho otra cosa que protegerse entre ellos para asegurar sus intereses y modo de vida. Gobierno, sindicatos, partidos nacionalistas, oposición, la corona, gran parte de los medios de información… todos procuran mantener el tipo con buenas palabras, iniciativas inútiles que no llevan a ningún sitio ni solucionan los problemas más urgentes. Y lo seguirán haciendo, porque saben bien que la sociedad, el conjunto de ciudadanos que les sostiene, no ve más allá de sus propias quejas y lamentos, sin atreverse a ponerse en pié para exigir a los que viven su costa que tomen la dirección de este barco que va directo al abismo.

Yo coincido punto por punto, habiendo visto España desde dentro y desde fuera. Y me ratifico en lo que dice Jared refiriéndose a los últimos años de crisis. El español medio se queja, no muy alto, pero no se mueve. Quizás, para llegar a ese extremo, el español medio tenga que ver su refrigerador vacío, la electricidad cortada y su propia casa embargada.

Y, aún con todo eso, tengo mis serias dudas.

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ACTUALIZACIÓN:

El escándalo Bárcenas visto a través de otros blogs:

Mariano Rajoy, es urgente: ¡DIMITE YA!. Liberalismo Democrático y Clásico

BÁRCENAS Y RAJOY: ¿QUÉ HACER?. El tonel del cínico

LA DEGRADACIÓN DE LA POLÍTICA. LA SOMBRA DE CEPIO PESA SOBRE RAJOY. Monsieur de Villefort

El fin de Rajoy. La república heterodoxa


Respuestas

  1. Gracias por el enlace, Javier. Qué triste panorama le espera a este país. y lo digo yo, que no soy pesimista precisamente. He perdido mis esperanzas en España y los españoles.

  2. Yo era un poco como tú, Mike, también, dentro de la mala situación, tenía cierto optimismo, pero lo poco que va quedando de España cada vez está más destrozado. No solo es esto del PP, en Andalucía el PSOE, que no está precisamente para dar lecciones a nadie, tiene montada una trama incluso mayor (a ver si algún día me siento a explicar un poco el asunto), en el que incluso han desaparecido fondos de la UE destinados a “crear empleo”, con una tasa de paro del 36% y te puedo asegurar que aquí no se mueve ni una hoja, es como una balsa de aceite. Así que no me extraña el pasotismo con este caso de Bárcenas y el PP.

    O se produce una dimisión del Gobierno, elecciones anticipadas y un referéndum sobre la deuda, las relaciones con la UE (o, más bien, con Alemania) y la intervención que tenemos, o habrá desaparecido lo poco que queda de la democracia española. Y no sé qué más tiene que ocurrir para que la gente se movilice para pedir eso.

  3. Javier,

    He linkado su texto al mio que trata sobre el mismo tema, «El fin de Rajoy»:

    http://larepublicaheterodoxa.blogspot.com.es/2013/07/el-fin-de-rajoy.html

    Saludos,

  4. Muchas gracias, Pedro. También he añadido la suya a las opiniones que se han dado en otros blogs. La situación está tan insostenible que se puede suscribir íntegramente.


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