El timo del «éxito» en las exportaciones

Señores, que este gobierno de mendaces y sus palmeros no les engañen.

Andan anunciando a bombo y platillo, desde hace unos meses, que el «éxito» que está obteniendo España en las exportaciones y la balanza de pagos positiva son una muestra de un «brote verde» que acredita que a finales de este año ya estaremos creciendo de nuevo (ya tienen su «brote verde» particular, como lo tuvo la inefable ministra de cuota Elena Salgado). Ya hablan de que vamos a ser «la nueva Alemania», con ese complejo de inferioridad tan típico de los españolitos medios.

La balanza de pagos no consiste solo en exportaciones e importaciones. Y el estado de la economía no consiste solo en una balanza comercial. La balanza comercial de un país puede estar en equilibrio y, sin embargo, su economía estar hundida.

Si miramos solo las exportaciones, efectivamente, España presentó el año pasado la balanza comercial más positiva de su historia. Según el último informe del Ministerio de Economía, el déficit comercial se situó en 29.463,3 millones de euros hasta noviembre, un 29,5% menos que en el mismo período de 2011, gracias al aumento de las exportaciones (3,7% interanual) y la caída de las importaciones (-2,1%), con lo que parte de la deuda externa que se acumuló en los años de la burbuja, sobre todo en el lustro 2002-2007, se está reduciendo. Ofrece bienes y servicios competitivos (ahora veremos porqué lo son) y que otros quieren comprar.

Lástima que este no sea el único indicador y que este cambio en la balanza comercial se deba sencillamente no a una mayor productividad de nuestra economía, sino a la cada vez mayor dificultad de los españoles para consumir. Ni que decir tiene que en lo que seguimos pegandonos el batacazo es en cuanto a las inversiones en capital fijo (aquellas que se realizan a largo plazo y no con fines meramente especulativos): la variable clave para tener un futuro, pues es lo que determina la productividad y el empleo. La inversión en España ha caído un 40% desde el nivel de 2008 (aproximadamente un 7,5% anual desde 2009). Como parte de esa inversión consiste en importación de bienes productivos, evidentemente las importaciones caen, lo que hace que presente ese aspecto tan «positivo» la balanza. Positivo pero engañoso, pues no se basa en una mejora de la productividad de cara al exterior, sino en una depauperación interna. Estos bienes productivos se adquieren mediante créditos. Pero a España, en el último año, no solo no le dan crédito del exterior, sino que ocurre todo lo contrario, es decir, que salen capitales. La balanza de pagos tan «buena», como nos están vendiendo, lo único que indica es que somos como una familia arruinada que liquida lo que tiene para poder seguir viviendo.

El incremento de las exportaciones nada tiene que ver con medida alguna que se haya tomado en favor de la innovación, la inversión o la financiación, sino al desplome de la demanda interna. Como la situación es tan calamitosa, muchas empresas tratan de vender en el extranjero lo que ya no pueden vender en España. Y la reducción de costes laborales y el paro es lo que ha hecho más competitivos nuestros productos. El Gobierno nada ha hecho, sino que, todo lo contrario, lo que está es destruyendo la economía productiva con la política de expolio fiscal que ha implantado.

Estos tíos, que tienen fiadas todas sus esperanzas sobre la capacidad productiva interna a «Eurovegas» y puticlubs similares, no tienen en cuenta en su triunfalismo otros datos, como, entre otros, que la industria manufacturera española (¡incluso la alimentaria!) solo representa el 13% del PIB, más o menos el mismo porcentaje del empleo y es obsoleta o subvencionada, sin capacidad de innovar casi nada, pues en la producción de lo que se exporta antes se han utilizado múltiples productos previamente importados. No es extraño así que el valor añadido en sectores como la maquinaria y bienes de equipo, automóviles, productos químicos y petrolíferos, no supere el tercio de su valor total, pues hemos tenido que gastar mucho importando para producir esos bienes, entre otras cosas, energía, tecnología y productos intermedios de gran valor. Productos que no tienen una gran relevancia (es decir, nada innovadores) y sin un gran valor añadido, que hay que venderlos fuera porque cada vez menos españoles pueden comprarlos, es la realidad del «exitazo» exportador que estamos viviendo. En España no se invierte casi nada en innovación (más allá de subvenciones a actividades sin ningún beneficio real) y entre las empresas internacionales más innovadoras apenas hay unas pocas españolas, debido a que aquí lo que proliferan son «microempresas» con escasa capacidad real para ello, frente a la escasez de empresas de tamaño medio y medio-alto y la falta de grandes conglomerados industriales.

Diga lo que diga este Gobierno de infiltrados de Angela Merkel, con su política vamos de culo.