Posteado por: Javier | julio 7, 2013

El odio de Dios (estudio bíblico)

Este tema del odio y la ira de Dios sé que es de los más difíciles para muchos y el caso es que me vino a la mente inmediatamente al escribir sobre la familia Phelps.

Sí, es cierto, los Phelps son gente totalmente desenfocada y carente de todo equilibrio. Su forma de predicar es zafia y grosera, y muy chocante para los reformados que estamos acostumbrados a un estilo de predicación moderado y sin extremismos. Es más, aunque niegan en su web que ellos tengan sentimiento de odio alguno hacia nadie, que solo se refieren al “odio de Dios”, su forma de lanzar mensajes en sí misma es odiosa y creadora de odio, de un odio humanista. No hay más que ver las contramanifestaciones que se plantan delante de sus convocatorias. Digo que es gente desenfocada y carente de equilibrio puesto que, si bien es cierto que la Biblia habla en numerosos pasajes de odio, ira y juicios de Dios contra los pecadores, sin embargo, ellos nunca (o casi nunca) mencionan la paciencia y el amor de Dios. Quiero decir, el “Dios” de los Phelps es un “dios” que, a diferencia del Dios bíblico, no da prácticamente ni una sola oportunidad de arrepentimiento al pecador antes del juicio y la condenación, es un “Dios” sin ningún amor. Un amor perfecto hacia el pecador y una ira perfecta hacia el pecador son dos atributos perfectamente compatibles de Dios. Mientras la mayoría de iglesias actuales pintan un “Dios” con una amorosidad sentimental y blandita, que para el hombre es prácticamente como un “colegui”, el “Dios” de los Phelps continuamente se relame pensando en cuántos cuellos va a rebanar al día con su guadaña.

Pero la condena a los métodos y el mensaje de los Phelps no debe hacernos obviar un hecho indudable: LA BÍBLIA SÍ HABLA DEL “ODIO DE DIOS”.

Modernamente se nos pretende enseñar que Dios ama al pecador pero odia el pecado, sencillamente porque suena muy bien (sobre todo a oídos carnales y mundanos, se piensa que ocultando lo que humanísticamente suene más escabroso de la Biblia se van a conseguir más “conversiones”). Sin embargo, esta enseñanza es una negación de las enseñanzas bíblicas. Dios no sólo odia la iniquidad ODIA A TODOS LOS QUE HACEN INIQUIDAD. Léete el Salmo 5:5: Los insensatos no estarán delante de tus ojos; Aborreces a todos los que hacen iniquidad”. No dice “Aborreces la iniquidad que hacen algunos”, sino “a todos los que hacen iniquidad”. Es imposible separar el pecado del pecador, puesto que Dios no castiga el pecado: Él castiga al pecador. Es el pecador el que es arrojado al infierno.

Pero… ¡¡la BIBLIA DICE QUE DIOS ES AMOR!! ¿Cómo puede ser esto de que Dios odia al pecador?

Sí, lo dice en el Capítulo 4 de la primera Carta de Juan: “El que no ama no ha conocido a Dios; porque Dios es amor”.

Dios es amor: es decir, a diferencia del hombre, quien elige amar, Dios no elige el amor. Él es amor. Ningún hombre tiene ni tendrá nunca la capacidad de predicar toda la intensidad del amor de Dios, pues un pecador absoluto no puede entender plenamente el amor de Dios. Solo puede entrever el amor que Dios le ha revelado.

Sin embargo, como Dios es amor, un amor perfecto, también odia perfectamente el mal y las cosas que son perversas. Es más, quien ama a Dios debe aborrecer el mal (Salmo 97:10: “Los que amáis a Jehová, aborreced el mal; El guarda las almas de sus santos; De mano de los impíos los libra”). Un ejemplo muy sencillo: ¿Amas a gente de otras razas? Debes odiar el racismo. ¿Amas a los judíos? Debes odiar el Holocausto. Así se podrían poner múltiples ejemplos. Dios es amor y por eso también odia de forma perfecta, de la misma forma que el amor de Dios es perfecto y santo (Salmo 139:21-22: “¿No odio, oh Jehová, a los que te aborrecen, Y me enardezco contra tus enemigos? Los aborrezco por completo; Los tengo por enemigos”).

Lo siento, pero no existe la neutralidad. Si tú realmente amas lo recto, lo perfecto, lo que es bueno, entonces debes sentir animosidad, enemistad en contra de todo lo contrario. Dios ama todo lo que es recto, todo lo que es verdad, todo lo que es bueno, todo lo que es virtuoso, escritura tras escritura tras escritura tras escritura en la Biblia nos dice que Su aborrecimiento es manifiesto en contra de todo lo malo. Podría quitarlo de en medio, podría quedarme callado al respecto si tú quieres, pero entonces sería infiel al Señor. Lo que debemos entender, en todo caso, y tener muy claro es que ese aborrecimiento a lo malo debe ser porque va en contra y ofende a Dios, no porque tengamos un sentimiento humanístico y personal de hostilidad o animadversión. El odio humano es irracional y tiene su origen en sentimientos pasajeros y pecaminosos. En el odio humano lo que existe es indignación porque creo que se me ha tratado injustamente A MÍ o porque algo me fastidia o me molesta A MÍ, no porque pensemos que ese algo es ofensivo a Dios.

La Biblia está repleta de palabras como odiar, aborrecer, detestar, abominar, etc… en relación con Dios. ¿Cómo es que tantos intentan pasar esto por alto o hurtarlo de alguna forma? El Salmo 11:4-7 no puede ser más revelador: Jehová está en su santo templo; Jehová tiene en el cielo su trono; Sus ojos ven, sus párpados examinan a los hijos de los hombres. Jehová prueba al justo; Pero al malo y al que ama la violencia, su alma los aborrece. Sobre los malos hará llover calamidades; Fuego, azufre y viento abrasador será la porción del cáliz de ellos.  Porque Jehová es justo, y ama la justicia; El hombre recto mirará su rostro”. Justamente lo que vengo diciendo: Dios odia a quienes hacen iniquidad pues Él “es justo y ama la justicia”. Tiene que odiar, aborrecer, detestar, abominar… a quien practica y ama la injusticia y la iniquidad. A diferencia del hombre, el odio de Dios es santo y es el resultado de su amor. El odio de Dios no es en absoluto una negación del amor de Dios.

Si Dios no odia al pecador, ¿cómo es que en Apocalipsis leemos que la ira de Dios vendrá de tal manera que los hombres le gritarán a las peñas que caigan sobre ellos y los escondan de la ira del Cordero? ¿Cómo es que destruye el mundo antiguo mediante un diluvio? ¿Cómo es que mata a los primogénitos egipcios, la décima plaga? ¿Cómo es que manda a Moisés matar a los adoradores del becerro de oro? ¿Cómo es que Dios manda a Israel exterminar a todos los cananeos como un juicio por sus degeneraciones? ¿Cómo es que manda a Elías matar a los adoradores de Baal? ¿Cómo es que utiliza a Asiria y Babilonia para juzgar a los reinos de Israel y Judá por sus maldades? ¿Cómo es que mata a Ananías y Safira o Herodes, como se cuenta en el libro de Hechos?

El “Dios ama al pecador pero aborrece el pecado” es una especie de eslogan que luce muy bien en las camisetas que tanto gustan a la cristiandad contemporánea, pero no es lo que enseñan las Escrituras. Como he dicho, no hay que confundir el odio de Dios con el odio que podemos sentir nosotros, que somos egocéntricos y egoístas. Su odio es una reacción de un Dios Santo y bueno en contra de los hombres que son viles. Pero… ¿quiénes son esos hombres viles? Todos nosotros, todos los hombres. Todo hombre que ha nacido de la semilla de Adán. Cuando Dios salva a alguien no lo salva de sus pecados: LO SALVA DE ÉL MISMO. De que Su ira caiga sobre él. Dios es Santo, así que El no puede mirar la iniquidad, sus ojos son tan puros que la ira de Dios es revelada sobre todo aquel que comete iniquidad. Tú con tu pecado delante de un Dios Santo, solo puedes encontrar una respuesta: IRA.

Hace siglos, todos nuestros ancestros en la fe tenían esto clarísimo, pero actualmente se evita puesto que parece ser que viene mal al “marketing” eclesiástico moderno enseñar toda la verdad bíblica. Esta enseñanza de la ira de Dios sobre el pecador es malísima si lo que se pretende es crear mega-iglesias con miles y miles de “fieles” que hicieron una “oración de fe” o dieron un paso al frente y, en un santiamén, “¡¡guaaaaaau, su vida cambió gracias a que aceptó a Cristo y lo recibió en su corazón!!”.

Pero el amor de Dios es tan inmenso, que es capaz de amar y demostrar amor hacia los objetos de Su ira. Junto con la información que nos da la Biblia sobre el odio y la ira de Dios, también se nos habla de Su paciencia y lo enorme de Su misericordia (Éxodo 34:6: “Y pasando Jehová por delante de él, proclamó: !!Jehová! !!Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad”; Salmo 103:8-14: “Misericordioso y clemente es Jehová; Lento para la ira, y grande en misericordia. No contenderá para siempre, Ni para siempre guardará el enojo. No ha hecho con nosotros conforme á nuestras iniquidades; Ni nos ha pagado conforme á nuestros pecados. Porque como la altura de los cielos sobre la tierra, Engrandeció su misericordia sobre los que le temen. Cuanto está lejos el oriente del occidente, Hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones. Como el padre se compadece de los hijos, Se compadece Jehová de los que le temen. Porque él conoce nuestra condición; Acuérdase que somos polvo”). Dios con una mano está sosteniendo su ira y con la otra llamando a los suyos, pero llegará el día en que El baje ambas manos. A pesar de que Dios es paciente, en su misericordia, y que la ira de Dios es lenta, ésta llegará algún día. Los hombres pecadores y los que siguen negando esto deberían tomarlo con temor y temblor.

Para que el odio y el aborrecimiento de Dios no caigan sobre el pecador, Su ira debía ser aplacada de alguna forma. Alguien debía “INTERPONERSE”, alguien debía de intervenir, alguien debía hacer algo, y como solo hay dos partes, Dios y el hombre, no podemos poner nuestra esperanza en el hombre. Dios mismo tuvo que intervenir entregando a Su Hijo para satisfacer Su justicia, aplacar Su ira y hacer posible la expresión de Su amor y salvación hacia el hombre perverso. Eso es el Evangelio y ese es el amor de Dios. Cristo vivió una vida perfecta y sin pecado y, sin embargo, en la Cruz se convirtió en pecado y en una maldición. Cuando Dios salva a alguien, le otorga el arrepentimiento y la fe en Cristo, por la cual mira el pecador como si hubiera vivido la vida de Cristo, y a Cristo en la Cruz como si hubiera vivido la vida del pecador, descargando Su ira contra Su Hijo unigénito. Alguien tenía que satisfacer la justicia de Dios. No puede ser amoroso y no moverse en contra de la maldad, ni ser justo y ser, a la vez, apático hacia la maldad. Algún día, Dios juzgará a la humanidad y la única posibilidad de salvación es tener a Cristo. La Biblia dice “Todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios” y “La paga del pecado es muerte”. Cristo se hizo hombre y vivió una vida perfecta bajo la Ley de Dios, fue a la Cruz y murió la muerte de Su pueblo, los elegidos de Dios de todas las épocas de la historia, y al morir esa muerte El satisfizo la justicia de Dios y aplacó Su ira.

Ya vemos cómo no es tan difícil entender que el amor y el odio de Dios no se excluyen uno al otro. Por eso nosotros, aunque rechacemos y condenemos su pecado, hemos de mostrar también paciencia y misericordia hacia los pecadores incrédulos que son como éramos nosotros antes de nuestra conversión: obstinados, desobedientes y ciegos a la verdad. También debemos recordar que no somos menos pecadores que ellos, simplemente lo que tenemos son pecados distintos. Por nosotros mismos, no somos mejores que ellos, la diferencia es la gracia de Dios, no es nada que venga de nosotros mismos. Dice Colosenses 4:5-6 sobre cómo responder ante los no creyentes: “Andad sabiamente para con los de afuera, redimiendo el tiempo. Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno”. Una de las señas de identidad de los cristianos es la misericordia, según dijo Cristo en el Sermón del Monte. Cada día oramos pidiendo a Dios que perdone nuestras deudas, así como “nosotros perdonamos a nuestros deudores”. A nosotros se nos exige con los pecadores desobedientes la misma paciencia que Dios tuvo con nosotros. En el Antiguo Testamento hay versículos en los que se nos dice que lo que debemos emplear es la sabiduría que nos dé Dios (Proverbios 16:21: “El sabio de corazón es llamado prudente, Y la dulzura de labios aumenta el saber”; Proverbios 16:24: “Panal de miel son los dichos suaves; Suavidad al alma y medicina para los huesos”; Eclesiastés 10:12: “Las palabras de la boca del sabio son llenas de gracia, mas los labios del necio causan su propia ruina”).

Jesús se juntaba con pecadores. Claro, no para participar de su pecado, sino para darles testimonio y enseñarles con autoridad. Jesús encarnaba el amor y enseñaba con sabiduría y poder. Ellos entendieron su pecado debido al amor de Cristo, Su verdad y naturaleza, no porque se les insultara de forma fea y zafia (Marcos 2:15-17: “Aconteció que estando Jesús a la mesa en casa de él, muchos publicanos y pecadores estaban también a la mesa juntamente con Jesús y sus discípulos; porque había muchos que le habían seguido. Y los escribas y los fariseos, viéndole comer con los publicanos y con los pecadores, dijeron a los discípulos: ¿Qué es esto, que él come y bebe con los publicanos y pecadores? Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores”).

Volviendo al principio, ¿hacen esto los Phelps (y no solo ellos, los miembros de algunas otras iglesias del mismo tipo)? Me parece a mí que no. Parece más bien un grupo cuyos miembros no han recibido demasiada gracia, pues son incapaces de tenerla ellos mismos con otros. Por supuesto que deben condenar el pecado. Pero no les vendría mal aprender a utilizar la sabiduría y no los insultos ni las técnicas violentas de “predicación” que incitan a la ira y el odio, y, muy segura y tristemente, incluso a convertirse en instrumentos involuntarios de Satanás.


Respuestas

  1. En ninguno de los textos citados hace referencia al odio,solo que precisamente los que odia seran echados y castigados mas bien.

    dios no odia dios es amor, lo que pasa es que dios es amor puro,por eso el odio no permanece delante de el, asi como la sombra no existe delante de la luz ,o no conoces al verdadero dios,dios introdujo al mundo el poder del perdon a traves de su hijo unico, todo el poder del odio que pueda existir en el mundo espiritual arremetio contra el en el calvario hasta la cruz, analiza todos los hechos,el odio no tubo lugar en el , pero el lo vencio , cristo uso su poder de perdonar, ese poder vencio el odio, cuando perdonemos hagamoslo en su nombre. los mismo que participaron en la crucificcion luego se volvieron a el, ellos estaban bajo el poder del odio, pero dios los convirtio y ya su espiritu no hay odio sino que estan vestidos de amor, la sangre del cordero limpio.

    El amor es eterno pero el odio no permanecera para siempre,solo esta aqui en la tierra, los que se encuentren agarrados de ese sentimiento pereceran, alcanzaran la vida los que hallan limpiado su corazon con la sangre del cordero. los que odian son homicidas y si buscas veras quien es el homicidad desde el pricipio.no quiero mencionarlo.

    hay que perdonar todos los dias, no debemos dejar semilla de nada de aquello, asi como todos los dias debemos pedir el pan de cada dia, la oracion del padre nuestro es para llevarlo en la practica y todos los dias.

    Recuerda los fariceos lo que predicaban era la doctrina del odio.y por eso Jesus les reprendio diciendo su padre no es dios,

    1 Juan 3:10
    En esto se reconocen los hijos de Dios y los hijos del diablo: todo aquel que no practica la justicia, no es de Dios; tampoco aquel que no ama a su hermano.

    Galatas 4: 16
    Y porque sois hijos, Dios ha enviado el Espíritu de su Hijo a nuestros corazones, clamando: ¡Abba! ¡Padre! 7 Por tanto, ya no eres siervo, sino hijo; y si hijo, también heredero por medio de Dios. 8 Pero en aquel tiempo, cuando no conocíais a Dios, erais siervos de aquellos que por naturaleza no son dioses. 9 Pero ahora que conocéis a Dios, o más bien, que sois conocidos por Dios, ¿cómo es que os volvéis otra vez a las cosas débiles, inútiles y elementales, a las cuales deseáis volver a estar esclavizados de nuevo? 10 Observáis los días, los meses, las estaciones y los años. 11 Temo por vosotros, que quizá en vano he trabajado por vosotros. 12 Os ruego, hermanos, haceos como yo, pues yo también me he hecho como vosotros. Ningún agravio me habéis hecho; 13 pero sabéis que fue por causa de una enfermedad física que os anuncié el evangelio la primera vez; 14 y lo que para vosotros fue una prueba en mi condición física, no despreciasteis ni rechazasteis, sino que me recibisteis como un ángel de Dios, como a Cristo Jesús mismo. 15 ¿Dónde está, pues, aquel sentido de bendición que tuvisteis? Pues testigo soy en favor vuestro de que de ser posible, os hubierais sacado los ojos y me los hubierais dado. 16 ¿Me he vuelto, por tanto, vuestro enemigo al deciros la verdad?

  2. Jack:

    No hay que confundir una cosa con la otra. El odio del que me habla, y que efectivamente hay que rechazar, es un odio humano que es totalmente egocéntrico, injusto y pecaminoso, como he dicho en el propio texto. Por eso Jesús no mostraba ese tipo de odio ni siquiera a quienes le injuriaban y calumniaban (y los cristianos están llamados a conformarse a la imagen de Cristo, por eso hay que dejar al juicio de Dios, que algún día vendrá, a quienes tengan ese comportamiento con nosotros). El odio que hay que rechazar es el odio por motivos humanos, aunque como seguimos siendo muy pecaminosos más de una vez no podamos controlarlo y surja de nosotros. Pero Dios es perfecto e igual que Su amor es perfecto, también lo es Su odio, y en la Biblia está claro que en la Segunda Venida se manifestará con quienes hayan rechazado a Cristo.

    Saludos.

  3. a) Según el modelo expuesto en la parábola del buen Samaritano, la caridad cristiana es ante todo y simplemente la respuesta a una necesidad inmediata en una determinada situación: los hambrientos han de ser saciados, los desnudos vestidos, los enfermos atendidos para que se recuperen, los prisioneros visitados, etc. Las organizaciones caritativas de la Iglesia, comenzando por Cáritas (diocesana, nacional, internacional), han de hacer lo posible para poner a disposición los medios necesarios y, sobre todo, los hombres y mujeres que desempeñan estos cometidos. Por lo que se refiere al servicio que se ofrece a los que sufren, es preciso que sean competentes profesionalmente: quienes prestan ayuda han de ser formados de manera que sepan hacer lo más apropiado y de la manera más adecuada, asumiendo el compromiso de que se continúe después las atenciones necesarias. Un primer requisito fundamental es la competencia profesional, pero por sí sola no basta. En efecto, se trata de seres humanos, y los seres humanos necesitan siempre algo más que una atención sólo técnicamente correcta. Necesitan humanidad. Necesitan atención cordial. Cuantos trabajan en las instituciones caritativas de la Iglesia deben distinguirse por no limitarse a realizar con destreza lo más conveniente en cada momento, sino por su dedicación al otro con una atención que sale del corazón, para que el otro experimente su riqueza de humanidad. Por eso, dichos agentes, además de la preparación profesional, necesitan también y sobre todo una « formación del corazón »: se les ha de guiar hacia ese encuentro con Dios en Cristo, que suscite en ellos el amor y abra su espíritu al otro, de modo que, para ellos, el amor al prójimo ya no sea un mandamiento por así decir impuesto desde fuera, sino una consecuencia que se desprende de su fe, la cual actúa por la caridad (cf. Ga 5, 6).

  4. cuentos

    • Hay que amar a Dios y al projimo


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