Boicot no: prohibición

Como yo no veo la televisión (o, sea, nada, no es que la vea poco, es que no veo ni un minuto), normalmente de las cosas que pasan en torno a la programación y lo que se emite en “la caja tonta” me suele llegar siempre todo con un poco de retraso.

Es el caso de una polémica más en torno a la telebasura. Hace un par de días me dio por entrar en la web de HO y me encuentro con esto que me llamó inmediatamente la atención: una campaña de boicot a los anunciantes de un programa de la cadena “Tele Putas” (o Tele 5, es su nombre oficial), una especie de concurso llamado “Campamento de Verano”: ING Direct, Minute Maid, Amena, Burger King, Mc Donalds, Orange y Mutua Madrileña, entre otros. El objetivo es claro, si estos anunciantes retiran su publicidad, el programa al final se convertirá en económicamente insostenible para la cadena.

Por lo que he estado informándome, el programita en cuestión se dedica a convertir a las mujeres en objetos de sex shop, a denigrarlas, a televisar pornografía y a convertir la televisión en un burdel (nada nuevo, por cierto). Pero lo más deleznable fue cuando castigaron a una concursante a estar cuatro días a pan y agua y después hacerle ponerse en bikini y bañarla en chocolate, mientras el presentador animaba a los demás concursantes a lamer el chocolate de su cuerpo. Una verdadera asquerosa bazofia moral. Pero, como todo es empeorable, Tele Putas, como disculpa por el trato degradante, le ha ofrecido como compensación “una escapada para surfear con el explorador que elija” (para “surfear” y para lo que se tercie, se supone).

No me voy a dedicar a victimizar a la chica que ha sufrido ese trato, una tal Noemi, como hacen los meapilillas en HO. En España somos muy aficionados a convertir en “pobrecita víctima” inmediatamente a quien consiente en ser tratado de una determinada forma aberrante, en este caso no es que exactamente consintiera que la bañaran en chocolate, sino que consintió participar en un programa de cerdos donde es evidente que pueden darse esas situaciones. Lo cual no quiere decir que, por ello, sea lícito que la traten así y no deje de ser denigrante que hagan eso con una mujer. También en las plantaciones de algodón muchos de los negros que estaban allí estarían muy felices de su situación. Que alguien sea puta o se comporte de forma similar (ella misma ha reconocido que es promiscua) no hace que sea menos despreciable maltratarla y vejarla.

Hace algo menos de dos años escribí que no estaba a favor de prohibir la emisión de una entrevista (en la misma cadena basurienta) a la madre de uno de los imputados del caso de Marta del Castillo pues las opiniones no pueden censurarse. Pero dentro de esto no entran ni el porno ni la promoción de la prostitución. La libertad de expresión no ampara esa bazofia.

No es que esté mal que gente indignada llame o mande e-mails a esos anunciantes de forma que estos tengan que dejar sin publicidad esos programas basura, pero la cuestión es que legalmente no debe permitirse la emisión de eso. Que tenga un porcentaje importante de audiencia y por ello las cadenas se arriesguen a seguir produciendo estas porquerías es irrelevante. Que algo sea legal o ilegal no depende del índice de audiencia o de la popularidad que tenga.

Menos mal que se suponía que los conservadores y cristianos éramos los “malos” y los “anti-liberación de la mujer”, esos anticuados que al entrar en cualquier sitio cortésmente siempre dejamos pasar a las damas primero y aquellos que hace décadas nos hundíamos en el barco y nos ahogábamos si hacía falta con tal de que las mujeres ocupasen los botes salvavidas, no como los progres que dirigen cadenas tan “feministas” como Tele Putas. Esta es la cara verdadera de la mal llamada “liberación de la mujer”. Convertir a la mujer en un mero objeto sexual o tratarlas como a putas eso sí que es ser un opresor y un machista. Y, aparte de esto, no sé ustedes, pero cada vez estoy más convencido de que España es un país donde apenas hay hombres de verdad, solo mucho babosillo, viciosillo y mucho machito latino. Muy salidos y sexualizados a todas horas del día (son los que dicen mucho “¡Joder, qué buena está esa tía, macho!”, ¿muy “buena” qué? ¿Qué vas, a coger una cuchara y comértela como si fuera un pastelito de merengue, IMBÉCIL?) pero luego, si tuvieran que defender a una mujer seguramente estos maricas se mearían por las patas abajo y serían los primeros en poner pies en polvorosa. Realmente, ni siquiera “señoritas” los llamaría, ojalá lo fueran, tendrían algo de dignidad. Más bien homúnculos o elementos con forma andrógina y con genitales masculinos entre las piernas. No me extraña que en España haya tanto maltratador. No hay más que ver los millones que disfrutan con esta podredumbre moral televisada.

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Otra bazofia que no permitiría: la apología del consumo de drogas y del odio racial, como se hace en este videoclip. ESO NO ES “LIBERTAD DE EXPRESIÓN” TAMPOCO. Hace tiempo que no sé nada sobre la polémica en torno a este video, pero sí que había incluso varios representantes políticos negros en EEUU a favor de banearlo, lo cual era una buena noticia.

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“Los blancos me ven como un traficante”, ¡¡pero si es lo que eres, hijo de puta!!